Platón - γοργίας Gorgias (ed. De Ute Schmidt)
Descripción: Entre los diálogos que marcan el paso de la época de juventud de Platón a lá de madurez, llamados "de transición”, el Gorgias ocupa un lugar destacado. En él adquieren su expresión más acabada algu...
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BIBLIOTHECA SCRIPTORVM GRAECORVM ET ROMANORVM MEXICANA PLATON GORGIAS Entre los diálogos que marcan el paso de la época de juventud de Platón a lá de madurez, llamados "de transición”, el Gorgias ocupa un lugar destacado. En él adquieren su expresión más acabada algunas ideas centrales de los diálogos anteriores. En la obra se enfrentan dos concepciones de la vida, desde entonces en lucha: la de Sócrates, consa grada al ejercicio de la virtud, y la de Calicles, quien sostiene como fin de la vida la obtención del placer y del poder. Pero esa polémica perdurable forma parte de un tema más general que atraviesa toda la filosofía de Platón: la oposición entre la política real de poder y una política ideal, normativa, que tuviera por fin la educación moral. El estadista, como el filósofo, debe ser un "médico del alma”. Ute Schmidt Osmanczik, quien ya tradujo ante riormente, en esta misma colección, otro diálogo de Platón, el Menón, nos ofrece ahora otra versión fiel del griego, en la que destaca el cuidado en el trata miento de la terminología platónica. Su introducción al diálogo es una muestra más del dominio y del rigor con que la autora aborda el pensamiento de Platón. Servirá, sin duda, de una guía segura, tanto a estudiantes como a conocedores del pensamiento griego, para adentrarse en la filosofía platónica. Π Λ Α Τ Ω Ν Ο Σ Γ Ο Ρ Γ ΙΑ Σ PLATON GORGIAS Introducción, versión y notas de U te S c h m id t O s m a n c z ik U N IV E R S ID A D N A C I O N A L A U T Ó N O M A 1980 DE M É X IC O BIBLIOTHECA SCRIPTORVM GRAECORVM ET ROMANORVM MEXICANA IN S T IT U T O D E IN V E S T IG A C IO N E S F IL O L O G IC A S C E N T R O D E ESTU D IO S CLASICO S Prim era e d ició n : 1980 D R © 1980, Universidad Nacional Autónom a de M éxico Ciudad Universitaria. M éxico 20, D ir e c c ió n G eneral de D . F. P u b l ic a c io n e s Impreso y hecho en México ISBN 9 6 8 -5 8 -29 1 6 -0 rústica ISBN 968-5 8-2917-9 encuadernada Para mis padres PRÓ LO G O El texto griego, en el cual se basa la presente traducción, está tomado de la edición crítica (y comentada) del Gorgias, hecha por E. R. Dodds (O xford , Clarendon Press, 1959). H e escogido este texto, porque se trata de una edición reciente del diálogo mencionado, proveniente de la pluma de un extraordinario helenista, autor de la obra Los griegos y lo irracional. . .El criterio que he usado para elaborar la traducción es el de la máxima fidelidad posible al texto platónico, pero sin llegar al extremo de violentar el español. D entro de este contexto quisiera hacer las siguientes anotaciones específicas: los nombres propios del texto original fueron adaptados direc tamente al español; la puntuación de la traducción no siempre coincide con la del original·, algunas formas en plural son reproducidas por un singular (por ejemplo ταυτα = "esto” ) ; palabras que en griego cumplen una función meramente enfá tica, no están traducidas ; formas de los verbos τυγχάνω y γίγνομοα no siempre son reproducidas; las elipsis se com plementan cuando es necesario. Para no hacer la traducción inútilmente pesada, me he tomado ocasionalmente pequeñas libertades en algunas construcciones cuyo sentido es inmedia tamente comprensible (por ejemplo, 481 b6: . . . σπουδάζει ταΰτα Σωκράτης . . . ; traducido por "¿Habla Sócrates en serio?” ) , δει y adjetivos verbales son traducidos invariable mente por formas del verbo "deber” ; las excepciones a esta regla se aclaran en el aparato de notas. Por último, cuando en el texto griego se da una referencia al significado de algún término, éste se recalca en la traducción con comillas simples ( ' . . . ’). VII P R Ó LO G O Las notas al texto griego son básicamente de índole grama tical. H e considerado que ima nota es necesaria, cuando el texto resulta oscuro aun después de una lectura cuidadosa. Empero, no es del todo inevitable cierta subjetividad en rela ción con este punto. Las notas al texto español aclaran, por una parte, ciertos giros adoptados en la traducción y, por otra, redondean la comprensión del diálogo. Finalmente, la introducción a esta obra de Platón es — por razones obvias— de tipo exclusivamente filosófico, por lo cual faltan comentarios acerca del estilo y de figuras retóricas. VIII INTRODUCCION I. D A T O S PRELIMINARES 1. Los personajes Los interlocutores de este diálogo son, aparte de Sócrates, Querefón, Gorgias, Polo y Calicles. Querefón es un viejo amigo de Sócrates, y su fama se debe al hecho de que fue él quien preguntó al oráculo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates (cf. Apología, 21 a). En el Gorgias inter viene m uy poco, por ser el personaje menos importante, y a esto obedece que su carácter no haya sido definido en esta obra. Gorgias es procedente de Leontini, Sicilia. Nació proba blemente antes del año 480 a.C.; se sabe que en 399 aún vivía. Llegó a Atenas en 427, a raíz de una misión diplo mática que cumplió con distinción. Después de ello, viajó por Grecia, dando conferencias públicas e instrucción privada en muchas ciudades griegas, especialmente en las de Tesalia. N o es del todo claro si Gorgias era sofista o n o ,1 y en cuanto al contexto del diálogo del mismo nombre, esta cuesuna serie de razones que sugieren que no fue sofista: 1) no· participa en el "congreso de los sofistas” en el Protágoras de Platón; 2) en el Menón (95 c ) se dice explícitamente que no opina sobre la virtud, sino que sólo es capaz de hacer hablar; 3) en el Gorgias (5 2 0 a ), Calicles habla mal de los sofistas, lo cual ciertamente n o hubiera hecho si Gorgias, su huésped, hubiera sido sofista; 4 ) en el mismo diálogo, Gorgias se llama “ orador” (449 a ). El que Platón, en el Hipias mayor (282 b ) llame a Gorgias ó Λεοντΐνος σοφιστής, no demues tra que Gorgias haya sido sofista, ya que en esta ocasión, el término σοφιστής tiene el sentido lato de 'sabio’ . Por otra parte, el que a Gorgias se le considere corno sofista se debe principalmente a dos razones: en primer lugar, viajó m ucho, exhibió públicamente sus conocimientos y se hizo pagar por ello, lo cual solían hacer los sofistas. En segundo lugar, XI IN T R O D U C C IÓ N tión carece totalmente de relevancia, porque ahí Gorgias es presentado exclusivamente como orador y maestro de retó rica. 2 Sin embargo, sabemos que destacó de hecho en ese arte: " . . . Gorgias . . . fue uno de los que más impacto cau saron, encendiendo la chispa del gusto por la retórica a un punto tal, que movió multitudes con sus discursos.” 3 Era un infatigable estilista que escribió varias obras de carácter retórico; su estilo encantó a sus contemporáneos, y entre sus admiradores se contaban Tucídides e Isócrates. En nuestro diálogo, Gorgias es ya un hombre de edad avanzada; es presentado com o persona cortés y agradable. Sócrates también lo trata con cortesía y es obvio que el propio Platón siente respeto por Gorgias. Lo caracteriza como hom bre de opiniones moderadas, que no pronuncia juicios inm o rales. N o es de carácter excéntrico, aunque tampoco peca por modestia: él mismo, en 449 a, se llama “ un buen orador” . Sabemos poco acerca de Polo de Agrigento. Era maestro de retórica y discípulo de Gorgias. Debe de haber escrito un tratado sobre la retórica, com o se desprende de 462 b. En el Gorgias, Polo es joven e impaciente. Platón lo pinta com o persona arrogante que insulta prácticamente a QueGorgias comparte un rasgo importante con los sofistas: busca, mediante la retórica, la eficiencia política y no pone en tela de juicio la verdad « falsedad de sus discursos. T od o esto es suficiente para mantener la tesis de que por lo menos no es erróneo ubicar a Gorgias dentro del m ovim iento sofístico. 2 Platón tampoco se ocupa de Gorgias com o de un filósofo; no alude en ningún momento al escrito de Gorgias Sobre la naturaleza, en el cual figura la conocida tesis filosófica de que nada existe, y aun si existiera algo, no lo podríamos comprender, y aun si lo pudiéramos com prender, no lo podríamos com unicar a otra persona. 3 Lisias. Contra Eratóstenes. Versión de Lourdes Rojas Álvarez. M é x ico, U N A M , 1976, p. XXVI. XII IN T R O D U C C IÓ N refón ante sus amigos (cf. 448 b ) . En sus opiniones morales, es menos conservador que Gorgias, ya que afirma con fran queza que el orador no sabe lo que es lo justo (cf. 461 b ) ; pero a pesar de esta franqueza, no está dispuesto a llevar las implicaciones de sus tesis hasta sus últimas consecuencias. Además, sucumbe ante la dialéctica socrática, pues definiti vamente le falta inteligencia para sostener una discusión de orden lógico. El personaje más interesante del Gorgias es, sin lugar a dudas, Calicles. Pero, ¿quién fue Calicles? En realidad no lo sabemos, puesto que, aparte de este diálogo, no tenemos ningún otro testimonio sobre él. Ahora bien, existen tres tesis acerca de la identidad de Calicles: 1) Calicles fue una personalidad histórica auténtica; 2) Calicles es una inven ción platónica, y 3) el nombre "Calicles” es una invención mediante la cual Platón se quiso referir a un personaje real. La primera tesis es defendida por Dodds (cf. op. cit., p. 12 s), aunque en general no goza de aceptación, precisa mente por la falta de otros testimonios. A la segunda tesis se adhiere — entre otros— A . Croiset, afirmando que Cali cles es . . . sans doute une création de Platon, un personnage f i c t i f . . . 4 Por otra parte, A . Menzel y H . Schmalenbach sostienen la tercera tesis. Menzel opina: " . . . no me queda la menor duda de que Calicles es la personificación de Critias, tío de Platon, inspirado escritor y dirigente del partido o li gárquico de Atenas, así como también que la teoría del superhombre está tomada de sus escritos.” 8 Schmalenbach, a su vez, sospecha que tras el nombre de Calicles se esconde 4 Platon. Oeuvres complètes, tome m, 2. partie. “ Les Belles Lettres” , Paris, 7ème éd. 1970, p. 92. 6 Calicles. M éxico, U N A M , 1964, p. 115. XIII IN T R O D U C C IÓ N Demos, el hermanastro de Platón, mencionado en el Gorgias en 481 d. 6 En rigor, todas las alternativas mencionadas son sugerentes, y muestran una vez más que es imposible decidir con certeza quién fue Calicles, a no ser que un hallazgo futuro aclare su identidad. Ahora bien, Platón presenta a Calicles como orador que aspira a una carrera política, en la cual ya tiene cierta experiencia (cf. 515 a). M uy acertadamente dice Croiset: II est représente comme un homme jeune, un citoyen riche et ambitieux qui aspire a jouer un rôle dans la politique et qui s’y prépare en écoutant les sophistes étrangers, reçus par lui dans sa maison. 7 Calicles es franco e inteligente, audaz en sus opiniones; acepta las consecuencias de sus tesis en mayor medida que Polo. Es un hombre que tiene cultura literaria y filosófica (cf. 484 c ss). Entre él y Sócrates hay mutua simpatía, y es obvio que Platón mismo se siente atraído por Calicles. En este contexto señala Dodds: One is tempted to believe that Collicies stands fo r something which Platohad in him to become . . . an unrealized Platowho . . . liesdeeply buried beneath the foundations o f the R epu blic.8 2. Fecha dramática ¿En qué año tuvo lugar la conversación entre Querefón, Gorgias, Polo, Calicles y Sócrates? Una fecha posible sería el año 427 a.C. En este año, Gorgias vino a Atenas, encar 6 Cf. H . Platos, II, 1; 7 Op. cit., 8 Op. cit., Gauss, Philosophischer Handkommentar su den Dialogen Herbert Lang, Bern, 1956, p. 58 s. p. 92 s. p. 14. XIV IN T R O D U C C IÓ N gado, como dije antes, de una misión diplomática; esta visita está testimoniada, pero no se excluye que Gorgias haya vuelto en otras ocasiones a Atenas. Con la fecha de 427 concorda rían, por lo pronto, dos datos más que el propio diálogo nos ofrece: 1) la muerte relativamente reciente de Pericles (cf. 503 c ) , la cual ocurrió en 429, y 2) la edad de Demos (cf. 481 d ), amante de Calicles y hermanastro de Platon, quien (Demos) en aquel entonces era un joven hermoso. Sin embargo, hay otro grupo de datos, en el mismo Gorgias, que sugiere que la conversación se desarrolló bastante más tarde: 1) Sócrates presidió en el año 406 la asamblea m en cionada en 473 e; 2) la toma de poder de Arquelao, de la cual se habla como reciente (cf. 470 d ) , tuvo lugar en 414/3; 3) la A n tíope de Eurípides, a la cual se alude varias veces, no se representó antes de 411, y es probable que se haya estrenado sólo hasta 408. Todas estas fechas contenidas en nuestro diálogo, demues tran que Platón es negligente en cuanto a indicaciones cro nológicas, por lo cual no podemos conocer con exactitud la fecha dramática del Gorgias. Los datos de mayor utilidad son la referencia a Arquelao y la mención de la A ntíope de Eurípides. Si tenemos presente que Arquelao ascendió al trono de Macedonia en 414/3 y que la A ntíope no se representó antes de 411, podemos suponer como fecha aproximada de la acción del diálogo, o bien el año 411, o bien algunoi de los años inmediatamente posteriores. Ahora bien, el encuentro de los interlocutores del Gorgias se realizó en Atenas, pero ¿en qué lugar de Atenas? La situación — como lo indica el principio del diálogo— es la si guiente: Sócrates y Querefón vienen del mercado; se encuen tran con Calicles, quien les informa que Gorgias acaba de dar una conferencia pública. Sócrates lamenta no haber asis tido, ya que le hubiera gustado hablar personalmente con XV IN T R O D U C C IÓ N el célebre orador. Calicles invita a los dos a ir a su casa para encontrarse allí con Gorgias, puesto que éste se hospeda precisamente en casa de Calicles. Pero Sócrates manifiesta sus dudas acerca de si Gorgias estaría dispuesto a sostener un diálogo con él, a lo cual Calicles responde que lo mejor sería preguntárselo al propio Gorgias. Casi inmediatamente después de este comentario de Calicles, Gorgias se hace presente y empieza a discutir con ellos; es evidente que en estos momentos Sócrates, Querefón y Cali cles deben de haber entrado en el edificio donde Gorgias había sostenido su conferencia — trátese de la casa de Calicles o de algún otro edificio, tal vez de un gimnasio— ya que allí se encuentran todavía Polo y otras personas que habían escuchado a Gorgias. 3. íech a de la composición N o tenemos ningún indicio que señale el año exacto de la composición del Gorgias. El método estilométrico indica que se trata de, uno de los últimos diálogos platónicos de ju ventud, y el contenido de la obra corrobora este resultado: los temas morales tratados son de índole socrática; el tra bajo teórico de terminología es a veces ambiguo; faltan cons trucciones metafísicas; la teoría de las Ideas está apenas en germen; por otra parte, empieza a perfilarse con cierta cla ridad uno de los grandes temas de Platón: ¿cómo sería posible una política como ciencia?, tema que remite directamente al Menón y, sobre todo, a la Repiíblica. Pues bien, recopilemos los siguientes datos para situar aproximadamente al Gorgias: 1. En Í03 c s. y 51 í c ss. del diálogo, Platón critica a Pericles, Temistocles, Cimón y Milcíades, porque no han XV I IN T R O D U C C IÓ N tenido un conocimiento científico de la política. Por esta crítica se puede conjeturar que Platón ya tenía en mente la creación de su Academia, escuela de Altos Estudios, en la cual él pensaba enseñar precisamente este conocimiento. N o sabemos con certeza cuándo se fundó la Academia, pero sí sabemos que la institución ya funcionó en 367, año en que Aristóteles entró como alumno. El Gorgias sería, pues, ante rior a 367 a.C. 2. El diálogo muestra influencias pitagóricas, lo cual sugiere que ha sido terminado después del primer viaje de Platón al sur de Italia y a Sicilia; el filósofo estuvo de regreso en Atenas en 387. 3. El Gorgias es ciertamente anterior al Menón (que data aproximadamente del año 3 8 6 /5 ), como puede comprobarse por tres datos específicos: a) En el Menón ( c f . 71 c) se alude a un encuentro entre Sócrates y Gorgias, lo cual podría ser una referencia al Gorgias. b) En el Gorgias (cf. 454 d) se esboza brevemente un problema epistemológico, a saber: la diferencia entre “ creencia (πίστις) y “ conocimiento” (επιστήμη). En el Menón se trata de nuevo el mismo tema — en términos de “ opinión” (δόξα; que será el término definitivo en el pensamiento platónico) y “ conocimiento” (επιστήμη) — y se desarrolla con mucho más profundidad y detalle. c) En el Gorgias se empieza a plantear el problema de una política científica. El mismo tema es abordado en el Menón sobre bases teóricas más firmes. Por todos estos datos se puede conjeturar que el Gorgias fue terminado aproximadamente entre los años 387-38 5. XVII IN T R O D U C C IÓ N 4. Características generales El Gorgias pertenece a los cinco diálogos más largos de Platón. Consta de tres conversaciones: 1) Sócrates y Gor gias; 2) Sócrates y Polo, y Î ) Sócrates y Calicles (a la primera antecede un breve preludio y la última se cierra con un mito y un protréptico de Sócrates). Estas tres con versaciones se pueden comparar con círculos concéntricos, en cuanto que la segunda conversación trata de nuevo y amplía los problemas tratados en la primera, y la tercera recoge y profundiza toda la temática anterior. El Gorgias es la única obra de Platón que tiene esta estructura cíclica. Por otra parte, se trata de un diálogo excepcionalmente rico en contenido. Encontramos temas políticos, morales y epistemológicos; se discute el problema de la felicidad y la concepción acerca de cóm o se debe vivir: ¿la "vida activa” del orador es preferible a la "vida contemplativa” del filósofo, o más bien a la inversa? ¿Retórica o filosofía? Tenemos fre cuentes alusiones a la muerte de Sócrates com o también ideas religiosas. Además, se presenta la antítesis φύσις - νόμος, acom pañada por la teoría del "derecho natural” del más fuerte y la del "superhombre” , antecesora de ciertas tesis de N ietz sche. Y por fin se nos ofrece una crítica de arte. Ahora bien, el tema que sobresale y alrededor del cual giran, de una manera u otra, todos los demás, es> el de la política. A lo largo de la obra, Platón desarrolla un concepto normativo del “ arte de gobernar” que — sin temor a exa gerar— puede ser calificado de “ revolucionario” : éste debe ser un oficio que vigile por el bienestar del alma; la tarea de toda política auténtica consiste en mejorar moralmente xvni IN T R O D U C C IÓ N a los ciudadanos. El buen gobernante debería ser capaz de enseñar a los miembros del Estado cómo hay que vivir. M e diante este planteamiento, Platón logra dar unidad al diálogo y al mismo tiempo le imprime un carácter eminentemente político. X IX II. PARÁFRASIS DEL C O N T E N ID O El preludio (447-449 c8) presenta a Gorgias com o orador y maestro de retórica; además, se da por supuesto que ésta es un "arte” (τέχνη). Este último punto requiere un breve co mentario, para que se pueda comprender cabalmente el conte nido de nuestro diálogo. ¿Qué se entiende por "arte” ? 9 Acertadamente señala W . Jaeger:10 "La palabra techné tiene, en griego, un radio de acción mucho más extenso que nuestra palabra arte. Hace referencia a toda profesión práctica basada en determinados conocimientos especiales. . . ” Son artes, por ejemplo, la pin tura, la escultura, la arquitectura, la aritmética, la construc ción, la medicina, la navegación. Por lo pronto basta men cionar dos características que todas las artes tienen en común: en primer lugar, cada una de ellas se ocupa en un asunto específico al que se refiere; en segundo lugar, cualquier arte maneja conocimientos rigurosos y certeros: sin conoci miento ( επιστήμη) no hay arte. Por otra parte, quien ejerce un arte, es un δημιουργός, término que se traduce por "especialista” o "maestro” (trá tese de un escultor, de un médico, de un navegante etcé tera) . El "especialista” o “ maestro” se caracteriza por tener un conocimiento profesional de su arte, ya sea manual o intelectual; el especialista no es, pues, un lego, sino un co nocedor que domina a fondo su oficio. Ahora bien, el tema de la primera conversación del diá logo (449 c9-461 b2) es la retórica, Siempre suponiendo 9 A partir de aquí, este término ya no será entrecomillado en este capítulo. 10 Paideia. M éxico, FCE, 1971, p. 515. XX IN T R O D U C C IÓ N que ésta es un arte, se trata de distinguirla de otras artes, y Sócrates inicia la discusión con la pregunta siguiente: ¿a qué se refiere la retórica? En otras palabras: ¿cuál es el objeto específico de la retórica? Gorgias propone una primera respuesta: la retórica se refiere a discursos. Pero tal respuesta es demasiado vaga, γ no espe cifica a este arte suficientemente, puesto que los discursos que pronuncia el médico acerca de la enfermedad de algún paciente, no son objeto de la retórica. Por lo tanto, ésta no se refiere a todos los discursos. A continuación se hace el intento de distinguir la retórica de otras artes por su método. H ay artes, como la escultura, que se ejercen exclusivamente a través de operaciones ma nuales; la retórica, en cambio, no implica ninguna actividad manual, sino que se lleva a cabo enteramente a través del uso de la palabra, del discurso. Pero resulta que la retórica comparte este rasgo con otras artes: la aritmética, por ejemplo, también se realiza a través de la palabra, pero no por esto es retórica. Ante este p ro blema, Gorgias recoge la pregunta inicial por el objeto espe cífico de su arte, y propone una segunda respuesta: la retórica se refiere a las cosas " . . . más grandes y mejores entre los asuntos h u m a n o s . . . ” (451 d ) , esto es, al máximo bien para el hombre. Esta nueva respuesta es insatisfactoria desde dos puntos de vista: 1) hay diversidad de opiniones acerca de cuál es el máximo bien humano. El médico considerará que éste es la salud; el maestro de gimnasia abogará a favor de la belleza y fuerza del cuerpo; el comerciante, a su vez, a favor de la riqueza; 2) cada uno de estos tres afirmará que es su arte (la medicina, la gimnasia y el comercio, respectivamente) y no la retórica, la que se refiere a los asuntos humanos más importantes. ¿Cuál es, entonces, el máximo bien? XXI IN T R O D U C C IÓ N Según Gorgias, éste consiste, en última instancia, en el poder político, el cual se obtiene mediante la perstiasión. En virtud de ella, es posible dominar a los demás hombres. Contando con este poder de persuasión del que dispone la re tórica, surge una primera definición de este arte: " . . . la retórica es productora de persuasión . . . ” (453 a). Esta defi nición provoca a su vez las siguientes preguntas: 1) ¿qué clase de persuasión produce la retórica?; 2) ¿acerca de qué objeto específico persuade?, y 3) ¿es la retórica el único arte que produce persuasión? En relación con la pregunta 3) resulta que la retórica no es el único arte que produce persuasión: la aritmética por ejemplo cumple el mismo cometido. Esta afirmación — un tanto extraña a primera vista— es explicada com o sigue: existen dos clases de persuasión: una del tipo a) que enseña y que, por enseñar, produce conocimientos que necesariamen te son verdaderos (un conocimiento que no es verdadero, no es un conocim iento). Esta clase de persuasión es producida por la aritmética; precisamente en virtud del concimiento obtenido por enseñanza, estamos "persuadidos” (convencidos) de la corrección de una operación matemática. Empero, existe una persuasión del tipo b) que ni enseña, ni produce cono cimientos; lo que procura son meras creencias que pueden ser verdaderas o falsas. La persuasión que produce la retórica es de este tipo b ). Con la distinción de esas dos clases de persuasión, se respon de simultáneamente a las preguntas 1 ) y 3 ) : por una parte, la retórica no es el único arte que produce persuasión; por otra, la clase de persuasión que maneja la retórica, produce simplemente creencias. Esto implica que el orador no dispone de conocimientos, sino solamente de creencias; y por esta característica se distingue del especialista, quien es un cono cedor de su arte en cuestión. XXII IN T R O D U C C IÓ N En cuanto a la pregunta 2 ) : ¿acerca de qué cosa persuade la: retórica?, se responde que tal persuasión se refiere a lo justo e injusto. Con ello se vuelve al mismo tiempo al p ro blema inicial acerca del objeto específico de la retórica, y tenemos ahora como tercera respuesta, que la retórica — com o persuasión que produce creencias— se refiere a lo justo e injusto. Ahora bien, Gorgias acentúa nuevamente que la retórica tiene gran poder de persuasión. Para demostrar que se trata de un hecho real, recurre a dos ejemplos: uno tomado de la esfera privada y otro de la esfera pública. A veces su hermano, médico de profesión — conocedor y especialista en su campo— no ha sido capaz de motivar a un paciente a tomar su medi cina. En cambio, él, Gorgias, con ningún otro recurso que la retórica, ha persuadido al enfermo a tomarla. Por otro lado, algunas obras públicas en Atenas (muros, astilleros) no se han realizado por consejo de los especialistas (construc tores), sino por consejo de los oradores. Gorgias se refiere concretamente a los “ oradores” Tem is tocles y Pericles (cf. 45 5 e ), hombres que nosotros califica ríamos más bien de “ políticos” o "estadistas” . Dentro de este contexto es importante señalar que, en nuestro diálogo, el término “ orador” es muy a menudo sinónimo de "p olítico” , merced al hecho de que eran principalmente los políticos quienes hacían uso de la retórica.11 Resulta, pues, que a veces los oradores tienen más poder real que los respectivos maestros de especialidad; aparentando conocimientos que no tienen, hablan más convincentemente que los propios conocedores. Pero — aclara Gorgias— el orador no debe aprovechar el poder de la retórica para fines moral 11 En relación con este punto, cf. supra, p. Lm s. ΧΧΠΙ IN T R O D U C C IÓ N mente dudosos, sino servirse de ella como es debido. Si algún orador hiciera mal uso de su profesión, es preciso culparlo a él, mas no al arte como tal. Sócrates reconoce el poder de la retórica; reconoce que el orador — sin tener los conocimientos de un especialista— es capaz de persuadir y de imponer su opinión. En efecto, G or gias logró convencer al paciente de su hermano de tomar su medicina, y en esta ocasión aparentó con éxito tener más conocimientos que el médico. Pero, ¿qué sucede con lo justo e injusto, que es supuestamente el campo específico de la retórica? ¿En este terreno el orador también es ignorante y finge tener conocimientos que no tiene? Sócrates se dirige a Gorgias, dando mayor precisión a este problema: quien pretende aprender la retórica con él (G or gias) 1) ¿debe de antemano saber qué es justo e injusto?, o 2) si no lo sabe, ¿él se lo enseñaría?, o 3) ¿permitiría que el futuro orador sólo aparentara saber qué es justo e injusto, sin saberlo? N o obstante haber afirmado antes que la retórica maneja sólo creencias que pueden ser verdaderas o falsas, Gorgias contesta — cometiendo una incongruencia— que si algún dis cípulo suyo acaso no supiera qué cosas son justas y cuáles injustas, él se lo enseñaría. Por lo tanto, en todo caso es nece sario que el orador tenga un conocimiento de lo justo e injus to: o bien lo tiene de por sí de antemano, o bien lo aprenderá más tarde junto con la retórica. Del hecho de que el orador sabe qué es justo, se infiere (sin necesidad lógica) que el orador es también justo y que es imposible que actúe de manera injusta, precisamente porque tiene un conocimiento de lo que es justo (recuérdese la famosa tesis socrática de que la virtud es conocim iento). Surge en tonces la siguiente paradoja: si el orador sabe qué es justo y XX IV IN T R O D U C C IÓ N si no puede actuar injustamente, ¿cómo es posible que haga mal uso de la retórica, posibilidad que se había admitido antes? ¿Cómo es posible que un individuo justo haga un uso injusto de su arte? En este momento interviene Polo y así se inicia la segunda conversación del Gorgias (461 b3 - 481 b l ) . En esta discusión se trata de nuevo y se enriquece el tema de la retórica; para ello, se traen a colación problemas relacionados con el poder y la felicidad. Es en esta parte del diálogo donde se encuentra la conocida tesis socrática de que es mejor sufrir injusticia que cometerla. Polo no comparte la opinión de Gorgias — concedida, según él, sólo por vergüenza— de que el orador sabe qué es justo, y a continuación exhorta a Sócrates a que él defina la retó rica. Sócrates aclara primero con toda nitidez que ésta no es un arte, y luego la define com o " . . . simulacro de una parte de la política” (463 d ). Para comprender el sentido de este enunciado, Sócrates empieza a desarrollar dos ideas que van a jugar un papel importante en el curso del Gorgias; se trata, por un lado, de la analogía entre la "salud del cuerpo” y la "salud del alma” (nosotros hablaríamos de "salud física” y de "salud mental” ) , y, por otro, de la función de la política com o cuidado del alma. Hay un arte, sin nombre específico, que cuida del bienestar real del cuerpo. Este arte sin nombre consta de dos ramas: medicina y gimnasia. Por otra parte, hay un arte que cuida del bienestar real del alma, a saber: la política. Ella consta de actividad jurídico-penal y de legislación. Estas cuatro activi dades que a su vez son artes " . . . vigilan siempre por lo m e jor . . . (464 c ) , esto es: se ocupan de la salud del cuerpo y del alma. XXV IN T R O D U C C IÓ N Empero, existe una actividad que se ocupa del bienestar aparente de cuerpo y alma, la llamada "adulación” ; ella se divide en cuatro partes: gastronomía, cosmética (actividad de adornar), sofística y retórica. Las primeras dos se refieren al bienestar aparente del cuerpo; las últimas dos, al bienestar aparente del alma. Cada una de las cuatro imita a una de las artes arriba mencionadas, de m odo tal que: La La La La gastronomía (adulación) finge ser medicina (arte). cosmética (adulación) finge ser gimnasia (arte). sofística (adulación) finge ser legislación (arte). retórica (adulación) finge ser actividad jurídica (arte). Estas cuatro ramas de la adulación no se ocupan de lo mejor, sino de lo placentero; no procuran bienestar real, sino ficticio; no son artes que manejan conocimientos, sino sim ples actividades de rutina, incapaces de justificar racional mente sus procedimientos. Ahora bien, la actividad jurídica era una parte de la p olí tica. La retórica se disfraza de ella y, siendo adulación, finge preocuparse por el bienestar real del alma. En este sentido, pues, la retórica es el simulacro de una parte de la política. En rigor, si la retórica es adulación, los oradores y políti cos son aduladores; como tales, no gozarían de estima alguna. Pero la realidad es otra: los oradores sí son estimados, y tanto es así que, según Polo, " . . . tienen el máximo poder en las ciudades” (4 66 b ). De esta suerte se pasa ahora al tema importante del poder político. Antes de que se inicie la discusión en torno a este problema, se acepta por ambas partes que el poder es un bien para quien lo tiene. Pero, ¿qué significa "tener poder” ? A este respecto, Polo mantiene una tesis que podríamos llamar “ tradicional” : los políticos son poderosos, si les es permitido XX V I IN T R O D U C C IÓ N hacer lo que les parece bien, inclusive matar, robar y com e ter toda clase de injusticias; el poder consiste, pues, en la liber tad de hacer todo lo que le parece bien al agente. Sócrates rechaza esta tesis, señalando que quien hace lo que le parece bien, precisamente no tiene poder. Esta aparente paradoja se resuelve en tres pasos: 1. Todos los actos humanos tienden a un fin último que es el bien; esto es, cualquier acción que el hombre lleva a cabo, está encaminada a producir un beneficio o una utilidad para el agente. Esta idea se aclara mediante la distinción de “ querer algo como fin ” y “ querer algo com o medio” : “ que remos como fin ” , en sentido primario, siempre un bien; en sentido secundario, “ queremos” aquellas acciones que conducen al fin deseado. Si tomamos una medicina, “ queremos” ■ — en sentido primario— recuperar la salud (un bien), y sólo en sentido secundario “ queremos” tomar la medicina que es el medio que conduce a la salud. De este m odo se establece la regla general de que el fin de todos nuestros actos es la obten ción de algún b ien .12 Por lo tanto, el político, al cometer injusticia, no “ quiere” (en sentido primario) matar o robar, sino mediante estos actos quiere lograr algún beneficio ulterior para sí mismo. 2. ¿Qué relación guarda el poder con esta regla general de que todas las acciones humanas están encaminadas a p ro ducir un beneficio o una utilidad para el agente? Para que el poder se pueda considerar como un bien, se tiene que cumplir la condición de que los actos de poder que realiza el agente, produzcan beneficios reales para éste; el poder deja de ser un bien y se convierte en un mal, si la persona poderosa es de alguna manera dañada por el ejercicio del poder. 12 Cf. Metión 77b - 78a, donde se desarrolla la tesis de que todos los hombres desean lo bueno (nadie desea lo m a lo ). XX V II IN T R O D U C C IÓ N 3. El político que hace lo que le parece bien, no tiene ninguna garantía de que sus actos vayan a redundar en beneficio suyo. Para qtie esto suceda, la ejecución del poder tiene que descansar en bases más firmes de las que puede procurar el criterio del “ parecer” . En otras palabras, para que el poder sea un bien, la persona que lo posee necesitaría demos trar que tiene conocimientos seguros acerca de lo que real mente le es benéfico y no sólo acerca de lo que parece serlo. A l actuar arbitrariamente, sin comprender a fondo qué actos producen un bien y cuáles un mal, existe el peligro de confun dir un mal con un bien, de modo que “ hacer lo que a uno le parece bien” , puede, en última instancia, perjudicar a quien ejerce el poder. En rigor, si los políticos supieran con certeza que sus actos de injusticia les traerían beneficios, tendrían poder real. Pero si sólo actúan de acuerdo con lo que les parece bien no se les puede considerar como poderosos, porque corren el peligro de dañarse a sí mismos. Y ciertamente no es signo de p o der, obrar de tal modo que el agente resulte finalmente perjudicado. A continuación se aborda el problema siguiente: ¿es feliz o no quien comete injusticia, gozando de impunidad? La dis cusión de este tema arrojará nueva luz sobre el político injus to, quien — sin saber lo que es bueno para él— hace sólo lo que le parece bien. Polo sostiene que " . . . muchos hombres que cometen injus ticia [impunemente] son felices” (470 d ). Sócrates replica que quien comete injusticia es ciertamente desdichado, pero más desdichado es quien la comete impunemente. Para demos trar que estas afirmaciones son verdaderas, Sócrates enuncia dos tesis que han dado fama al Gorgias: I) es peor cometer injusticia que sufrirla, y II) habiendo cometido injusticia, es mal mayor no ser castigado y mal menor, ser castigado. XXV III IN T R O D U C C IÓ N Desarrollo de la tesis í : 13 aun si se aceptara que sufrir injusticia es "peor” que cometerla, resulta que: 1. Es "más feo” cometer injusticia que sufrirla. 2. x es "bello” , si es "ú til” o si es "placentero” . 3. x' es "bello” , si es "bueno” o si es "placentero” . 4. x es " fe o ” , si es "m alo” o si es "doloroso” . 5. x es "más bello” que y, si es "más placentero” o si es "más útil” que y [cf. 2]. 6. x es "más feo” que y, si es "más doloroso” o si es "más malo” que y {cf. 4]. Aplicando este esquema al cometer y sufrir injusticia, ob tenemos : 7. Dado que 1, cometer injusticia es o bien "más dolo roso” o bien "más malo” que sufrirla [cf. 6]. Pero cometer injusticia no es más doloroso que sufrirla; por lo tanto, cometer injusticia es "más feo” que sufrirla, por que es "más malo” ; y si es "más malo” , implícitamente es también "peor” . Desarrollo de la tesis ii: habiendo cometido injusticia, es mal mayor no sufrir castigo y mal menor, sufrirlo (476 a 479 e ) : 8. "Sufrir castigo” y "ser reprimido de manera justa” es lo mismo. 9. Todo lo justo es bello. 10. A cualquier a c to realizado con determinada modalidad, corresponde un p a d e cim ie n to de la misma modali 13 Cf. 474 c - 476 a; éste es, en el Gorgias, el primer pasaje donde se elucida el significado de ciertos términos. La argumentación es lógica mente impecable, pero no m uy convincente, porque los términos co n los que se opera, no son lo suficientemente definidos. X X IX IN T R O D U C C IÓ N dad; por ejemplo: si alguien pega algo vehementemen te, algo es vehementemente pegado. 11. Sufrir castigo es un padecer que requiere de un agente: la persona que castiga. 12. Si A castiga a B de manera justa, B es castigado de manera justa. 13. Dado que 9, resulta que quien castiga de manera justa, hace lo bello, y quien es castigado de manera justa, pa dece lo bello. Dado que 2, ser castigado es o bien útil o bien placentero; pero ser castigado no es placentero; por lo tanto, ser casti gado es útil para quien sufre el castigo. Ahora bien, ¿en qué sentido es útil el castigo? Para con testar a esta pregunta, Sócrates desarrolla más detalladamente dos ideas que ya había manejado antes; se trata de la analogía "salud del cuerpo” -"salud del alma” y de la concepción de la política como cuidado del alma. La medicina es un arte que libera al cuerpo de la enfer medad física; es ejercida por el médico, quien restablece la salud mediante determinado tratamiento (que puede ser doloroso). Por otro lado, la actividad jurídico-penal14 es un arte y una rama de la política; ella libera al alma de su enfermedad específica, la cual consiste en la injusticia y en la maldad en general. Es importante destacar que Platón considera el mal moral como una "enfermedad” . El "médico del alma” es el juez, quien restablece la "salud mental” mediante el castigo, que es concebido como tratamiento tera péutico que cura al alma de sus males. Todo esto se relaciona del modo siguiente con el tema de la felicidad: figurémonos tres individuos, A , B y C, exa 14 Llamada ahora "aplicación de la justicia” (cf., por ejemplo, 478, b ) . XXX IN T R O D U C C IÓ N minando su salud y bienestar físicos. A es un hombre que nunca se ha enfermado y que, por lo tanto, no necesita ningún tratamiento. Este hombre es del todo “ feliz” con respecto a su cuerpo, porque es perfectamente sano. Una persona B se ha enfermado y la enfermedad la hace C rela tivamente) desdichada; sin embargo, B acude al médico quien .— mediante un tratamiento— le devuelve la salud y la “ feli cidad” físicas. Un individuo C también se ha enfermado, pero no busca remedio; persiste en su enfermedad y permite que su mal se haga crónico. C es totalmente desdichado con res pecto a su cuerpo, y a todas luces se encuentra en desventaja frente a B. Imaginémonos ahora a las personas A , B y C en relación con el alma. A es el individuo feliz; nunca ha cometido injusticia; su alma es perfectamente sana y no requiere del castigo terapéutico. B ha cometido injusticia y, con ello, se ha enfermado; esta persona es (relativamente) desdichada por su enfermedad, pero acude al juez, cuyo arte — la actividad jurídico-penal— le restablece la salud y la felicidad del alma. C también ha cometido injusticia, pero en vez de curarse de ella, persiste en la enfermedad; su injusticia, por decirlo así, llega a ser “ crónica” ; este hombre es el más desdichado de los tres, porque no aprovecha la posibilidad de sanar a través del castigo. Sobre este trasfondo se entiende la tesis de Sócrates de que, habiendo cometido injusticia, es mal mayor no ser cas tigado, y mal menor, ser castigado. Esto es así, porque es preferible recuperar la salud del alma mediante el castigo que permanecer enfermo. Por lo tanto, la persona que comete injusticia impunemente, es enferma; y por ser enferma, no es feliz, sino desdichada. En esta lamentable situación se encuentran todos los polí ticos y poderosos que — haciendo lo que les parece bien— XXXI IN T R O D U C C IÓ N cometen injusticia y gozan de impunidad; prolongan su en fermedad y su desdicha indefinidamente. ¿Por qué no quieren curarse de su mal? Temen el dolor del castigo y son ciegos ante su utilidad. Para evitar ser castigados y curados, se sirven de tres factores: de dinero, de amigos y de la capacidad de hablar con persuasión; es decir: de la retórica. De esta manera se regresa al tema inicial de la retórica, y la conversación entre Sócrates y Polo termina con las conclusiones siguientes : 1. La utilidad de la retórica es, en todo caso, nula: a) Para quien nunca ha cometido injusticia, este ejer cicio de rutina es simplemente superfluo. b) Para quien ha cometido injusticia, la retórica resulta contraproducente: evitando el castigo, impide al mismo tiempo que la persona que se ha enfermado sea curada de su mal, de manera que hace totalmente desdichado al individuo injusto. 2. Podría haber otra clase de retórica, que consistiría en aquel discurso mediante el cual un hombre que ha cometido injusticia se acusara a sí mismo voluntariamente ante el juez para recibir castigo y curación. Una retórica de esta índole sería una ayuda real para que los hombres se liberen de la "enfermedad del alma” . Ahora principia la tercera y última conversación del Gorgias (481 b6 - 522 e 8 ) , que se lleva a cabo entre Sócrates y Calicles. En esta parte del diálogo se traen a colación unas cuantas teorías que influyeron en Nietzsche; se ahonda en el pro blema de la felicidad, del poder y de la retórica (puntos que ya se habían abordado con Polo) ; finalmente se dis tinguen dos concepciones de la vida y dos maneras de gober X X X II IN T R O D U C C IÓ N nar. En esta parte de la obra se desarrolla con toda claridad la idea de la política com o "cuidado del alma’ ” , lo cual implicará una crítica de algunos estadistas famosos e inclu sive una crítica de arte. Calicles observa algo que ni Polo ni Gorgias habían visto: si Sócrates tuviera razón en cuanto a lo que dice, " . . . ¿no sería la vida humana volteada entre nosotros y, al pare cer, hacemos todo lo contrario de lo que se debe?” (481 c ) . Calicles comprendió que las tesis socráticas son "revolucio narias” , porque — de ser verdaderas— la vida tendría que cambiar totalmente. Sócrates aclara que todo lo que él ha enunciado, ha sido dicho en realidad por la filosofía; es ella la que afirmó que cometer injusticia es peor que sufrirla y que, habiendo cometido injusticia, es mal mayor no ser castigado y mal menor, ser castigado. A continuación, Calicles pronuncia un discurso bastante largo (482 c - 486 d ) , extremadamente rico en contenido. Es conveniente reproducir primero sus ideas en el orden en que él las expone, y después analizarlas un poco más detalla damente. .. Lp-u í,í ( . v 6 j Á Calicles empieza por introducir un aparato conceptual nuevo, la famosa antítesis, -¿ισεωύνφμ "por naturaleza” "por ley” . Hay cosas que "por naturaleza” no son bellas, pero sí "por ley” , ya que la naturaleza y la ley son en muchos aspectos contradictorias. Así, por ejemplo, “ por naturaleza” es "más feo” sufrir injusticia que cometerla, pero "por ley” es al revés. Calicles le reprocha a Sócrates haber confundido lo que es feo "por naturaleza” con lo que es feo "p or ley” , y asevera que por esta confusión se llegó a la tesis de que es "más feo” cometer injusticia que sufrirla, tesis que sólo en XX XIII IN T R O D U C C IÓ N la perspectiva de la "ley” es correcta. Pues sufrir injusticia " . . . no es un estado propio de un varón, sino de algún hombrecillo, para quien sería mejor morir que vivir, quien, sufriendo injusticia y siendo injuriado, no es capaz de ayudarse a sí mismo ni a otro ser querido” (483 b ) . Y prosigue diciendo: " . . . son los hombres débiles y la masa quienes establecen las leyes. Para ellos mismos y para el provecho propio establecen las leyes, elogian y vituperan. Para asustar a los hombres más vigorosos y capaces de tener más, dicen — para que no tengan más que ellos— que el tener más es feo e injusto y que el cometer injusticia consiste en procurar tener más que los otros.15 Pues creo que ellos se contentan si tienen lo mismo, ya que son más miserables” (483 b -c ). Aspirar a tener más es injusto y feo "por ley” , y eso se llama "cometer injusticia” . Pero la misma naturaleza demuestra que es "justo” que el más noble tenga más que el vil, que el más poderoso tenga más que el menos poderoso, que el mejor y más fuerte gobierne al más débil. Tal cosa sucede tanto en el reino animal com o también en las rela ciones internacionales: cuando Jerjes se fue de expedición contra Grecia, ¿hizo uso de algún otro derecho que no fuera sino el del más fuerte? (cf. 483 d ). ■ Calicles describe algo que en realidad ocurre, ya que el más fuerte se impone de hecho al más débil. En efecto, en cuanto a los animales, el pez grande se come al pequeño; en política internacional, ocurre con mucha frecuencia que el país más fuerte agrede al más débil. Si bien es cierto que tales cosas suceden, no es de ninguna manera legítimo afirmar al mismo tiempo que deban suceder; Calicles comete aquí la 15 Nietzsche está influido por unas cuantas ideas del Gorgias: él opina, por ejemplo, igual que Calicles, que el νόμ ος es una especie de contrato social hecho por los débiles para protegerse de los fuertes. X X X IV IN T R O D U C C IÓ N llamada "falacia naturalista” , deduciendo el deber-ser del ser: el que algo se dé en la realidad, no es prueba alguna de que este algo deba darse, o que sea "justo” que se dé. Ahora bien, ¿qué ocurre en la sociedad (democrática) ? “ Modelando a los mejores y más vigorosos de nosotros mis mos, tomándolos desde jóvenes, como leones, los esclavi zamos . . . diciendo que es necesario tener lo mismo y que en esto consiste lo bello y lo justo” (483 e - 4 8 4 a). Pero si alguna vez se diera un hombre realmente fuerte, éste piso tearía todas las leyes y reglas contrarias a la naturaleza, y se haría amo y señor, de acuerdo con lo que es justo "p or naturaleza” . Según Calicles, Sócrates también comprendería todo esto, " . . . dejando por fin la filosofía” (484 c ) . En esta ocasión, Calicles expone la concepción que él tiene de la filosofía: quien se dedica a ella en su juventud, muestra cierta nobleza del espíritu, pues la filosofía sirve de alguna manera para la educación.16 Pero al individuo adulto no le corresponde filosofar, porque llega a ser inexperto en la vida práctica, que requiere acción: " . . . escondido en un rincón . . . m ur murando con tres o cuatro jóvenes. . . ” (485 d-e), no apren derá jamás a usar los discursos que se precisan en la vida pública y privada (la retórica), en la cual hace simplemente el ridículo. El hombre maduro dedicado a la filosofía, merece ser golpeado, ya que mediante ésta, no se conquista ni fama ni poder: en lo cual — según Calicles— consiste, en última ins tancia, el fin de la vida. El orador finaliza su discurso advir tiéndole a Sócrates que si no abandona la "vida contemplati va” de la filosofía, le será prácticamente imposible defenderse con éxito, si alguien lo acusa injustamente. Lo exhorta a la “ vida activa” , para que adquiera fama, riqueza y poder. 16 Desgraciadamente, Calicles no es más explícito en cuanto al valor de la filosofía. XX X V IN T R O D U C C IÓ N Ahora bien, este discurso de Calicles encierra dos puntos importantes (que no se vuelven a tocar de manera directa en el diálogo) en los cuales cabe detenernos un poco, aunque rebasen una mera "paráfrasis del contenido” . Estos puntos son: 1) la antítesis "por naturaleza” - "por ley” , y 2) la interpretación de Calicles del concepto de "naturaleza” . 1. La antítesis φύσει - νόμω, que contrapone la "natura leza” a la "ley” , no es una invención platónica; se trata de dos conceptos (no del todo unívocos) bastante difundidos en los círculos intelectuales de la Atenas de aquel entonces. ¿Qué significan estos dos conceptos? La naturaleza, el mundo físico que nos rodea, se rige por leyes fijas que siempre son las mismas en todas partes, leyes que precisamente existen "por naturaleza” , φύσει. El hecho de que el fuego quema, y la ley de la gravedad, por ejem plo, son leyes de la naturaleza, que el hombre no puede cambiar. Por otra parte, en el ámbito humano propiamente dicho, especialmente en el actuar moral y político, también existen leyes, pero éstas son dadas por el hombre: Solón dio leyes a Atenas. Resulta, pues, que no sólo la naturaleza da leyes, sino el hombre también. Las leyes que provienen del hombre no son siempre las mismas. Los sofistas y otras personas que viajaron y estudia ron las leyes y costumbres de diversos pueblos, se percataron de que el ámbito de lo humano presenta leyes cambiantes,17 17 "E l historiador H erodoto . . . nos refiere que D arío, el rey persa, con vocó juntos a algunos griegos y a algunos representantes de tribus indostánicas, y preguntó a los primeros a qué precio consentirían en devorar los cadáveres de sus propios padres. " ¡P o r nada del m u n d o!” , contestaron indignados los griegos. "Los quemaríamos con toda reve rencia.” Entonces el rey preguntó a los indostánicos a qué precio con sentirían en quemar los cadáveres de sus padres, y ellos se estremecieron de horror, declarando que más bien se los com erían con todo amor y respeto” . G. Murray, Euripides y su tiempo. FCE, M éxico, 1966, p. 41 s. XX X V I IN T R O D U C C IÓ N lo cual hace patente que las reglas que rigen la moral y la política obviamente no existen "por naturaleza” — en este caso todos los hombres tendrían los mismos principios m o rales y políticos— sino por una convención humana. Se llegó así a la conclusión de que el νόμος no es eterno ni univer salmente válido; se trata más bien de una creación humana que está en vigor por convención. De tal suerte, νόμω viene a significar "por convención” o "ley por convención” . Ahora bien, algunos pensadores consideraron que no sólo la naturaleza, el mundo externo que rodea al hombre, está sujeto a leyes fijas, sino que dentro del ámbito humano se produce el mismo fenómeno: ahí también existe una especie de "ley natural” que permanece idéntica en medio del cam bio de las costumbres y convenciones establecidas. La actua ción moral y política del hombre está sujeta a leyes fijas, de las cuales no es posible deshacerse, com o no es posible deshacerse de la ley de la gravedad. En otras palabras, "p or naturaleza” el hombre actúa de determinado modo, esto es, tiene patrones innatos de conducta. Empero, la ley establecida, la ley dada por el hombre, las costumbres y las instituciones — en resumidas cuentas, el νόμος — , encubre la "ley natural” por la cual el hombre actúa. El νόμος se opone y contradice a los patrones innatos de conducta. Los conceptos "por naturaleza” y "por ley” llegan a constituir una antítesis en el momento en que se acepta que con respecto al actuar moral y político existe, por una parte, una ley natural innata al hombre, y, por otro, una convención opuesta a esta ley natural. Hipias interpreta la antítesis φύσει - νόμω (cf. Protagoras 337 c-d ) como sigue: "p or naturaleza” todos los hombres (o por lo menos todos los griegos) son parientes y hermanos; es la ley establecida, la cual, com o un tirano, marca diferenXX XV II IN T R O D U C C IÓ N cías entre los hombres, diferencias que "p or naturaleza” no existen. 2. Contrariamente a Hipias, Calicles opina que preci samente "por naturaleza” los hombres no son iguales: hay "hombrecillos” ineptos para defenderse en la vida; hay hom bres "mejores” y "peores” , hombres "fuertes” que deben gobernar y hombres "débiles” que deben ser gobernados. Puesto que la misma naturaleza marca estas diferencias entre los seres humanos, no es "natural” considerar a todos los hombres con los mismos derechos y derivar igualdad y fra ternidad del concepto de φύσις; más bien es "justo por naturaleza” que el más fuerte y mejor tenga poder sobre el débil. Dentro de esta concepción calicleana surge la crítica a la democracia y la idea del "superhombre” . La democracia — re sultado de una alianza de los débiles para defenderse de los fuertes— 18 es un régimen antinatural, ya que trata de hacer iguales a los hombres. Las leyes democráticas, por lo menos en cuanto se refieren al principio de igualdad, son contrarias a la naturaleza. El pensamiento de Calicles, con respecto al sistema democrático, puede resumirse en los tér minos siguientes: " . . . la democracia es la dominación orga nizada de la masa del pueblo sobre los ciudadanos nobles, fuertes y hacendosos; el pensamiento de la igualdad univer sal. . . sería una estructura básica idealizada, que sirve para ocultar el verdadero contenido de la democracia que no es otro sino la subyugación de los más nobles . . . ” 19 Por otra parte, el tratamiento igualitario en la democracia no sólo es antinatural, sino además, ineficaz: a la larga, el 18 A l parecer, Calicles mantiene una teoría "contractualista” del Es tado. 19 A . Menzel, Calicles. U N A M , M éxico, 1964, p. 36. xxxvm IN T R O D U C C IÓ N hombre fuerte, el "superhombre” , impondrá su voluntad a la masa de los débiles.20 Según Calicles, tal figura encarna el "derecho natural” . Después de estos cojnentarios, cabe regresar al contenido de nuestro diálogo. Sócrates le agradece a Calicles la franqueza con la que exptiso sus puntos de vista y luego, recogiendo la idea de éste de que el “ mejor” y "más fuerte” debe gobernar y tener más, le pide que defina quién es el "m ejor” y “ más fuerte” . Calicles afirma que el "m ejor” es el "más fuerte” en el sentido de "más robusto” . Ahora bien, si esto es así, la masa de los débiles es "por naturaleza” más fuerte que un solo individuo, y los miembros que integran esta masa — difamada por Calicles— son entonces los "mejores” . Las leyes que dicta la multitud, resultan, pues, las leyes de los "más fuer tes” y de los "mejores” y, puesto que la ley del "más fuerte” es la "ley natural” , lo que establece la masa, vale no sólo "por ley” , sino también "por naturaleza” . Por lo tanto, no sólo “ por ley” es más feo cometer injusticia que sufrirla, sino también "por naturaleza” . Calicles, al ver que la identificación del “ mejor” con el "más robusto” conduce a borrar en el ámbito de las leyes la diferencia de lo que existe "por naturaleza” y de lo que existe "por ley” , propone definir a los "mejores” ya no en términos de fuerza física, sino en términos de “ más nobles” ; Sócrates sustituye "más noble” por "más comprensivo” (en el sentido de "más inteligente” , “ más conocedor” ) , enmienda que Calicles acepta. Entonces, son los “ más comprensivos” quienes deberían gobernar y tener más que los gobernados. 20 En La genealogía de la moral, Nietzsche habla de la "bestia rubia” , como Calicles (cf. 483 e) del "león domesticado” . Para ambos pensa dores, la bestia no se puede domesticar definitivamente, sino que algún día alcanzará el poder. X X X IX IN T R O D U C C IÓ N ¿Qué cosas concretas “ comprenden” los “ más compren sivos” ? Calicles aclara que tal comprensión no se refiere a ninguna otra cosa que a los asuntos políticos de la ciudad. Y añade que estos “ comprensivos” debçp ser al mismo tiempo “ valientes” . Los “ mejores” y “ más fuertes” son, pues, defini tivamente, los “ valientes” y los "más comprensivos” en asun tos políticos. Ellos deben gobernar y tener más poder y mayor riqueza que los gobernados. Sócrates da ahora un viraje a la conversación, preguntando inesperadamente si quienes deben gobernar, deben gobernarse también a sí mismos. Por "gobernarse a sí mismo” entiende " . . . ser moderado y dominarse a sí mismo, gobernando los propios placeres y deseos” (491 d-e). Este planteamiento socrático da lugar a que ambos inter locutores enuncien sus respectivas concepciones de la vida, de la felicidad y de la moralidad. Ambos darán su opinión acerca de cómo se debe vivir. La concepción calicleana de la vida es la siguiente: " . . . según la naturaleza, lo bello y lo justo consiste en lo que yo te digo ahora con toda franqueza: quien quiere vivir correctamente, debe dejar crecer sus deseos al máximo y no reprimirlos; debe ser capaz de satisfacer éstos. . . mediante la valentía y la comprensión y colmar l o s . . .” (491 e - 492 a). Pero la mayoría de los hombres es incapaz de lograrlo; no pudiendo " . . . procurarse los pla ceres completos, elogian la moderación y la justicia por su propia falta de virilidad” (492 a - b ) . 21 La masa alaba la moderación y la justicia sólo por envidia de los que sí saben satisfacer sus deseos y vivir una vida "desenfrenada” , esto es, inmoderada. Según Calicles, " . . . la abundancia, el des 21 Tam bién para Nietzsche la ley establecida prescribe una ''m ora lidad de esclavos” . Ésta no es otra cosa que el resentimiento, el temor y la envidia de los fuertes. XL IN T R O D U C C IÓ N enfreno y la libertad . . . esto es la virtud y la felicidad; todo lo demás. . . son tonterías que no valen nada” (492 c ) . Calicles concibe la felicidad como placer, como satisfac ción constante de los deseos. A la pregunta socrática: ” . . . ¿no es correcto decir que quienes no necesitan nada son felices (492 e) ?” , responde: "Pues así las piedras y los muertos serían los más felices” {ib.) Este concepto de la felicidad como satisfacción implica determinado ideal de vida y determinada moralidad. Calicles se pronuncia en favor de la vida "desenfrenada” , de la vida dinámica que se rige por los cánones del placer. Por otra parte, él no es un nihilista en materia de moral, sino rechaza — y no podemos decir que esté totalmente equivo cado— lo que podríamos llamar una "moral burguesa” ; su moral es la del “ superhombre” : 22 los deseos, en vez de ser reprimidos, deben ser satisfechos; la valentía y la compren sión deben estar al servicio del placer y de la satisfacción de los deseos y apetitos. Sócrates, en cambio, presenta otra concepción de la vida y de la felicidad; mediante dos símiles muestra por lo pronto uno de los inconvenientes de la vida "desenfrenada” , incon veniente que consiste en que el hombre insaciable de placeres, al tener que satisfacer constantemente sus deseos, lejos de ser libre, llega a ser esclavo de éstos mismos. Él (Sócrates) rechaza la idea de una vida insaciable, desenfrenada, de per manente intranquilidad, y se pronuncia a favor de una vida ordenada y moderada, en la cual se reducen los deseos. Invita a Calicles a reconsiderar su posición al respecto, pues estima que la vida ordenada y moderada procura mayor felicidad que la vida “ desenfrenada” . Pero Calicles no se deja convencer, argumentando que la 22 Nietzsche, igual que Calicles, tiene una concepción de la virtud que favorece a los "m ejores” y "más fuertes” (Herremnoral). XLI IN T R O D U C C IÓ N vida que sugiere Sócrates es parecida al estado de los muertos y de las piedras: no procura, una vez que los deseos mode rados están satisfechos, " . . . ni alegría ni pena . . . ” (494 b ) . Para vivir felizmente, hay que tener siempre deseos y tratar de satisfacerlos; hay que aspirar a placeres y conseguirlos, puesto que, según él, la felicidad consiste en este dinamismo. La tesis de Calicles de que la felicidad consiste en el placer, en la satisfacción, lleva incluso a estos extremos: rascarse al tener cosquillas es ciertamente placentero; por lo tanto, vivirá feliz quien se pasa la vida rascándose. Y , seducir niños es, sin duda, placentero para los seductores; pero ¿acaso se puede calificar la vida de ellos com o "buena” o "feliz” ? A raíz de este último ejemplo, Calicles siente repulsión; conviene con Sócrates en examinar detalladamente la tesis de que lo bueno y lo placentero son lo mismo. Él (Calicles) ha estado siempre convencido de que lo bueno es idéntico a lo placentero y todavía tiene esta convicción. Sócrates aduce dos pruebas que demuestran que lo bueno y lo placentero no son lo mismo. En un primer momento (495 e2 - 497 d8) razona com o sigue: el hombre no está sano y enfermo al mismo tiempo, sino sucesivamente está sano y enfermo; también los bienes y la felicidad — como sus con trarios, los males y la desdicha— se obtienen y se pierden por turno, mas no se tienen al mismo tiempo. Es válida la regla general de que los contrarios no se pueden tener simul táneamente. De ahí que es imposible tener lo bueno y lo malo al mismo tiempo. Pero es posible tener placer y no-placer (molestia, pena) al mismo tiempo. Por ejemplo: quien tiene sed, tiene una molestia (no-placer) ; pero, al beber, en el preciso instante de tener sed (molestia, no-placer), tiene placer. 23 Experi23 Lo cual no es del todo anterior al placer de beber. cierto, ya que la molestia de la sed es XLII IN T R O D U C C IÓ N menta, entonces, placer y no-placer al mismo tiempo. Puesto que lo bueno y lo malo no se pueden tener al mismo tiempo, pero placer y no-placer sí se pueden tener al mismo tiempo, se infiere que lo bueno y lo placentero no son lo mismo. 24 Segunda prueba de que lo bueno y lo placentero no son idénticos (497 d8 - 500 b 3 ) ; según Calicles: 1. El hombre "bueno” es el "comprensivo” y "valiente” (cf. p. X L , donde se dijo que los "mejores” son los "más comprensivos” y "valientes” ) . 2. El hombre "m alo” es, por lo tanto, el "incomprensivo” y "cobarde” . 3. Lo bueno es lo mismo que lo placentero. 4. Lo malo es entonces lo mismo que lo no-placentero (molesto, penoso). 5. El hombre "bueno” es bueno por la presencia de lo bueno; dado que 3, el hombre bueno lo es por la pre sencia de lo placentero. En otras palabras: quien tiene placer, es bueno. 6. Dado que 5, quien tiene no-placer (molestia, pena), es malo. Ahora bien, la experiencia demuestra que — por lo menos en ciertas circunstancias — los cobardes ("m alos” ) tienen mayor placer que los valientes ("buenos” ) : en la guerra, al retirarse los enemigos, los cobardes ("m alos” ) sienten más placer que los valientes ("buenos” ) . Por lo tanto: 7. Los cobardes ("m alos” ) tienen más placer que los va lientes ("buenos” ). 24 Se podría concluir también com o sigue: una persona no puede tener los contrarios al mismo tiempo; pero puede tener molestia y placer al mismo tiempo. Por lo tanto, placeres y molestias no son co n trarios. XLIII IN T R O D U C C IÓ N 8. Dado que 5, el cobarde ("m alo” ) es "más bueno” (μάλλον άγαθ-ος; 499 a 8 - b l ) que el valiente ("bueno” ). El resultado al que se ha llegado es evidentemente absur do, y se concluye que lo bueno no puede ser lo mismo que lo placentero, puesto que la identificación de ambas nociones convierte el hombre malo en bueno. Derrotado, Calicles concede que lo bueno no es lo mismo que lo placentero, sino que hay placeres (y penas) buenos y malos. Los placeres (y penas) buenos son los útiles, los malos, los dañinos. La utilidad de los placeres (y penas) consiste en que procuran algo bueno para el agente; el que sean dañinos, en que procuran algo malo. Se afirma que sólo se deben experimentar aquellos placeres (y penas) que arro jan un beneficio al agente, ya que el fin de los actos humanos debe ser el bien. 25 Por lo tanto, lo placentero se debe prac ticar por lo bueno, mas no al revés. Con este resultado, el hedonismo radical de Calicles está definitivamente desacredi tado. A continuación se aborda un problema importante: no todas las personas son capaces de distinguir los placeres útiles de los nocivos, sino solamente el especialista, el conocedor, el propietario de un arte (τέχνη). Pero ¿quién es este experto en cuanto a la conducta humana, el cual sabe distinguir con corrección entre lo placentero y lo bueno? ¿Quién tiene un conocimiento riguroso acerca de lo que es realmente bueno para los hombres? En este momento no se contesta a tal pregunta, sino que se recoge el problema acerca de cóm o se debe vivir (cf. p. x l ) , 23 Cf. p. xxvii; ahí se había afirmado (en la discusión con P olo) que el fin de los actos humanos es el bien; ahora se afirma que debe ser el bien. Se pasó del nivel descriptivo al prescriptivo. XLIV IN T R O D U C C IÓ N tomando en cuenta la diferencia entre lo bueno y lo pla centero, y dándole al mismo tiempo a este problema una orientación política. De tal suerte estamos ahora ante la pre gunta siguiente: ¿se debe llevar la política conforme a los cánones de lo placentero o de lo bueno? ¿Es preciso — com o opina Calicles— dedicarse al ejercicio de la retórica, con el fin de obtener poder, halagando al pueblo y satisfaciendo sus deseos, sin conocimiento de lo que es bueno para el pueblo? ¿O se debe — como opina Sócrates— optar por el ejercicio de la filosofía, esto es, educar a los ciudadanos y mejorarlos moralmente, disponiendo de conocimientos acerca de lo que es bueno? En resumen: ¿la política debe ser guiada por la retórica o por la filosofía? También esta pregunta se deja abierta por el momento, y se recalca la diferencia fundamental de estos dos modos de hacer política, diferencia que consiste en que el tipo de política sugerido por Calicles, que promueve el uso de la retórica, tiende a complacer a los ciudadanos, a conquistarse su favor, sin hacerlos moralmente mejores; el tipo de política que sugiere Sócrates, que recomienda el ejercicio de la filosofía, busca la mejoría del pueblo, mas no su placer. Estos dos modos de conducta pública corresponden al esquema de artes y seudoartes que se había desarrollado en la conversación con Polo (cf. p. x xvi) : mientras las primeras se preocupan del bienestar real, de la salud del cuerpo y del alma, las segundas sólo se ocupan del bienestar aparente de ambos; procuran placer sin saber si se trata de un placer útil o no. Entre las actividades que sólo tienden a complacer al pueblo y que no se ocupan de su mejoría m oral28 se encuentra una serie de actividades artísticas en el sentido actual del 20 Precisamente por este rasgo Platón tiene una actitud tan negativa ante estas actividades. Según él, el arte debe ser moralmente edificante. XL V IN T R O D U C C IÓ N término: representar tragedias, tocar públicamente la flauta, la cítara, etcétera. Sócrates se refiere en especial a la tragedia y constata que si se la despoja del ritmo, de la melodía y de la métrica, sólo quedan discursos que son comparables a los discursos de los oradores. Llegando así nuevamente al tema de la retórica y de los oradores políticos, ¿qué pretenden éstos? ¿Distinguen lo bue no de lo placentero? El tipo de retórica que usan los políticos, ¿tiende a la mejoría moral de los ciudadanos o tiende a causarles placer? ¿Practican la política como "cuidado del alma” , com o búsqueda de la "salud mental” de ésta, o sim plemente se ocupan, com o los ejecutantes de las seudoartes, del bienestar aparente del alma? Según Calicles, hay dos clases de políticos: unos que me diante sus discursos tratan de mejorar moralmente al pueblo, y otros que lo halagan, ofreciéndole cosas placenteras. Del primer grupo, Calicles no puede mencionar a ningún repre sentante entre los actuales, pero entre los muertos enumera a Temístocles, Cimón, Milcíades y Pericles. Ellos eran, a su modo de ver, "buenos” políticos, que buscaron el bien de los ciudadanos. Pero Sócrates rechaza esta idea: afirma que eran "buenos” si, y sólo si, por "bueno” , se entiende que sa bían " . . . satisfacer los deseos propios y los de los demás. . . ” (503 d ) . Según él, estos políticos no sabían distinguir lo bueno de lo placentero; eran sólo aduladores que ofrecían satisfacción y placer al pueblo, mas no mejoría moral. A continuación, Sócrates enuncia cómo deberían com por tarse los políticos, si fueran realmente especialistas en su of i cio. Para ello, los compara con los maestros de otras profe siones, y recurre nuevamente a la consabida analogía "salud del cuerpo” - "salud del alma” . Cualquier especialista, propietario de un arte, no realiza su obra al azar, sino que tiene en mente la obra acabada. XLVI IN T R O D U C C IÓ N Así, por ejemplo, el arquitecto que construye una casa, la concibe de antemano como un conjunto armónico que debe tener orden y belleza para que sea útil. A su vez, el cuerpo humano será sano si tiene orden y belleza. Ahora bien, el alma, como conjunto armónico, debe ser justa y moderada, ya que a partir de estos dos factores se producen en ella orden y belleza, esto es, "salud mental” . El verdadero político que practica su arte como "cuidado del alma” , se fija en el hecho de que ésta, para ser sana, debe ser justa y moderada. Por lo tanto, no pronuncia sus discursos a la ventura, sino que usa la retórica de modo tal que se generen justicia y moderación en el alma de los ciu dadanos; mientras éstos no dispongan de tales características, se les debe castigar hasta que logren su "salud mental” . De tal suerte se verifica nuevamente la tesis discutida en la con versación con Polo, de que la injusticia merece castigo, pues a través de éste, se obtiene la "salud del alma” . A l ver que la discusión lleva siempre a los mismos resul tados "socráticos” y que él es incapaz de defender sus propias tesis, Calicles se niega a seguir hablando; propone a Sócrates acabar solo su discurso. De esta manera se inicia ahora un monólogo de Sócrates en forma de diálogo (506 c - 5 0 9 c ) , en cuanto que Sócrates se plantea preguntas a sí mismo y él mismo las contesta. Resumimos el contenido: lo bueno y lo placentero no son lo mismo; lo placentero se debe practicar por lo bueno. Todo lo que es bueno, lo es por la presencia de alguna virtud. La virtud de cualquier cosa se da gracias a un principio de orden y armonía; es decir, determinado orden y cierta armonía hacen que cualquier cosa sea “ buena” . Aplicando este esquema al alma, resulta que el principio de orden y armonía de ella es la moderación. Por lo tanto, el alma moderada es buena; en otras palabras, el hombre es XLVII IN T R O D U C C IÓ N bueno si es moderado; la virtud del hombre depende de su moderación. A continuación, Sócrates quiere demostrar que el hombre moderado, aparte de ser bueno, es también feliz: si el alma moderada es buena, la inmoderada, la "desenfrenada” , es mala. Pero el hombre moderado es al mismo tiempo pío, justo j valiente, 27 porque siempre hace lo "conveniente” , en lo cual radica el rasgo característico del individuo mode rado. Lo "conveniente” con respecto a los dioses es la piedad; con respecto a los hombres, la justicia, y con respecto al huir y perseverar en general, la valentía. Este hombre que hace siempre lo conveniente — y que no comparte las opinio nes de Calicles acerca de la bondad del desenfreno— es per fectamente bueno; actúa bien ( εδ πράττοντα; 507 c) y, por lo tanto, es feliz. 28 Y si el moderado (bueno) es feliz, el desenfrenado (m alo) es desdichado. Sócrates, solo todavía, pretende haber demostrado que la vida desenfrenada conduce a la desdicha, aparte de poseer el inconveniente de convertir al hombre en esclavo de sus propios deseos, como se había indicado antesi (cf. p. x l i ) . De ahí se concluye que quien desea ser feliz, debe ser mode rado. Se aducen todavía dos consideraciones más que hablan en contra de la vida desenfrenada: 1) el hombre insaciable de placeres no puede caber en ninguna comunidad, ya que la existencia de éstas se basa en algún orden; por lo tanto, el inmoderado estará solo y sin amigos; 2) el universo entero está regido por un principio de orden y armonía — de ahí 27 Platón opera aquí con la idea socrática de la unidad de la virtud. 28 Tal com o está presentada esta "prueba” , no es m uy convincente, puesto que se da por supuesto que la felicidad es una consecuencia de la moralidad (lo cual es discutible). X L VIII IN T R O D U C C IÓ N que se llame “ cosmos” — 23 y no por el desorden o el desen freno. Hay, pues, varios argumentos en virtud de los cuales se debe rechazar el desenfreno y con él, la injusticia; el hombre bueno debe evitar semejantes males. Refiriendo todas estas consideraciones al campo de la p o lí tica, resulta que el estadista verdadero debe ser (dada la unidad de la virtud) valiente, justo, moderado y pío; debe hacer siempre lo conveniente. El político con estas caracte rísticas sería, pues, el especialista en cuanto a la conducta humana; él sería quien distingue lo bueno de lo placentero, quien se domina a sí mismo y hace mejores a los ciudadanos. Para que pueda realizarlo debe, además, ser conocedor de lo justo, punto al que ya se había aludido en la conversación con Gorgias {cf. p. xxiv). Calicles entra nuevamente en la discusión; ésta se dirige ahora a un problema práctico: tanto el cometer injusticia como el sufrirla son males. ¿Qué tendría que hacer un hom bre para evitar ambas situaciones? Según Sócrates, quien no quiere padecer injusticia, debe o bien gobernar él mismo o bien ser partidario del régimen en vigor, afirmaciones que Calicles acepta de buen grado. Ahora bien, si la constitución política establecida fuera por ejemplo una tiranía, y si el tirano fuera un hombre injusto, sólo podría ser su partidario un individuo parecido a él. Este individuo no fácilmente sufriría injusticia; además, alcanzará al mismo tiempo cierto poder. Pero ¿tampoco cometerá injusticia? Si es parecido a un gobernante injusto y si quiere lograr poder, ciertamente com e terá injusticia. Ser partidario de la constitiución política v i gente no es, pues, una garantía de no cometer injusticia; 29 Entre los significados del término κόσμος "orden” y "belleza” . X L IX figuran principalmente IN T R O D U C C IÓ N tratándose de un régimen injusto, es más bien una garantía de corromperse por el mismo afán de poder. Calicles replica que quien no está dispuesto a identificarse con el régimen establecido — aun si éste es injusto— puede llegar a ser víctima de alguna injusticia. Sócrates no discute esto — pues lo sabe m uy bien— , sino aduce otra considera ción: si se trata de cuidarse de no padecer injusticia, el vivir se convierte en un intento prolongado de sobrevivir ; el “ arte de vivir” , por así decirlo, se reduce a un “ arte de salvarse la vida” . Empero, el mero sobrevivir, el escapar a posibles peligros, no es el fin de la vida; éste consiste ante todo en vivir de acuerdo con los ideales de la justicia, moderación, piedad y valentía. Un hombre verdadero no procura vivir el máximo tiempo posible, sino realizar la virtud, aunque su vida sea corta. Si participar en un régimen injusto con tal de sobre vivir, implica traicionar los ideales mencionados, es preciso no hacer causa común con tal régimen. A continuación, se vuelve al tema más importante del diálogo: ¿cómo se debe gobernar? La única respuesta que cabe a esta pregunta — respuesta implícita desde hace tiem po— es la de tratar de hacer a los ciudadanos moralmente mejores. Empero, la ejecución de esta tarea no se puede improvisar, sino que se requiere de un entrenamiento previo y de conocimientos rigurosos acerca de lo bueno y lo justo. Ahora bien, si el deber del estadista consiste en la educa ción moral del pueblo, ¿qué se puede decir al respecto de Pericles, Cimón, Milcíades y Temístocles? Platón los critica severamente: ellos no fueron buenos políticos; no hacían mejores a los hombres. Pericles, por ejemplo, hizo a los atenienses " . . . ociosos, cobardes, parlanchines y amantes del dinero . . . ” (512 e). En resumidas cuentas, Atenas nunca ha tenido un buen gobernante. IN T R O D U C C IÓ N La razón por la cual se considera a estos cuatro hombres ya muertos mejores políticos que los actuales, es la siguiente: ellos han sabido dar a la ciudad lo que ésta deseaba, en mayor medida que otros gobernantes. Construyeron muros, puertos y astilleros; en una palabra, han sabido halagar al pueblo y conquistarse su favor en determinado momento. Y otro tanto se puede afirmar de los políticos que actualmente (en la época de Platón) están en el poder. Sócrates, para finalizar la discusión, recoge toda la p ro blemática anterior y le plantea a Calicles esta situación cru cial: si él (Sócrates) pensara dedicarse a una carrera pública, ¿la debería emprender con el propósito " . . . de luchar contra los atenienses, para que sean los mejores posible. . . o tratando de conquistar su favor” (521 a)? Esto es, ¿debería practicar la política como “ cuidado del alma” de los ciudadanos, preo cupándose de su bienestar real mediante los conocimientos que para ello le da la filosofía, o debería llevarla a cabo com o búsqueda del bienestar aparente del pueblo, tratando de com placerlo mediante el ejercicio de la retórica? Calicles recomienda la segunda vía, ya que con la primera cree correr el riesgo de poder ser acusado de una injusticia y perder la vida. Pero Sócrates se mantiene firme en su posición, a pesar de los peligros inherentes a ella. Se siente seguro por las implicaciones de la vida de ultratumba, y relata un mito con el cual pretende dar más peso a sus ideas y en el cual expresa que toda injusticia en general y el poder obtenido injustamente en particular se tendrá que pagar muy caro. El Gorgias termina, pues, con un mito y una exhortación de Sócrates (523 a3 - 527 e7) : después de morir, todos los hombres son juzgados imparciaJmente; quienes han vivido bien — especialmente el filósofo " . . . quien llevó a cabo lo suyo . . .” (526 c ) — van a las Islas de los Bienaventurados. LI IN T R O D U C C IÓ N En cambio, quienes han cometido injusticia, van al Tártaro para ahí recibir su castigo merecido. Ahora bien, los últimos se dividen a su vez en dos grupos: por un lado se trata de personas cuyas faltas no eran dema siado graves; estos individuos sufren un castigo que los cura de su maldad y los hace mejores.80 Por otro lado, hay hombres cuyas injusticias eran tan grandes que llegaron a ser del todo malvados; estos seres ya no pueden aspirar a ninguna curación; son castigados duramente con el propó sito de servir com o ejemplos a los curables.31 Entre este grupo se hallan en su mayoría políticos y poderosos, ya que el afán de poder corrompe por la injusticia que habitualmente se comete para conquistarlo. Sócrates exhorta a Calicles y a todos los hombres a prac ticar la justicia y las demás virtudes para así lograr la bien aventuranza futura. 30 Para que estén en mejores condiciones en su próxima vida; el mito presupone evidentemente la doctrina de la trasmigración del alma. 31 Con el fin de que éstos tengan presentes tales castigos y — por temor a ellos— actúen bien en su próxima reencarnación. LII III. PO L ÍT IC A Y R E T Ó R IC A * Là pregunta por excelencia del diálogo Gorgias, la formula Sócrates en estos términos: " . . . quiero saber de qué m o d o . . . se debe llevar la política entre nosotros.” 32 Es importante destacar que Platón pregunta cómo debe ser llevada la política ateniense y no cómo es llevada de hecho. Él incurre, pues, en el terreno del deber-ser, en el campo de la norma, de la prescripción. Por otra parte, el Gorgias informa también acerca de cómo se realiza la política en realidad, y de tal suerte se pueden observar a través de toda la obra un nivel prescriptivo y un nivel descriptivo que corresponde, respectivamente, a estas dos preguntas: ¿cóm o debe ser la política? - ¿cómo es la p o lítica? Este planteamiento se discute en buena medida en el terreno de la retórica. El diálogo tiene com o subtítulo "sobre la retó rica” , y Platón, en esta obra, no entiende (con escasas excep ciones) por "retórica” un "arte del bien hablar” ; "retórica” significa en el Gorgias, principalmente, "discurso del político” , en tanto que la retórica es el instrumento de que se sirve el gobernante en el poder y quien quiere llegar a serlo.33 De ahí que "orador” y "político” significan casi siempre lo mismo * Esta interpretación del diálogo da por supuesto que se conoce el contenido del mismo. 32 5 1 S b é - 8 . 33 U n orador ático era, en primer lugar, una persona que conocía la teoría de la retórica; luego el término se aplicó también a quienes hablaban públicamente. A sí, "orad or” no designó sólo al maestro de retórica, sino también a quienes la practicaban, y éstos eran los políticos, ya que el manejo de la retórica era de hecho el camino al poder en la democracia ateniense. LU I IN T R O D U C C IÓ N en el Gorgias·, de ahí que Pericles, Temistocles, Cimón, M ilcíades y el propio Calicles, quien inicia una carrera política, son llamados "oradores” . Dada esta relación entre retórica y política, dado que la retórica es el "discurso del político” , su "instrumento de trabajo” — por así decirlo— se presenta en el Gorgias no sólo la contraposición: ¿qué es la política? - ¿qué debe ser la política?, sino también esta otra: ¿qué es la retórica? - ¿qué debe ser la retórica? ¿Cuál es su fin y cuál debería ser su fin? Para responder a la pregunta acerca de cómo debería ser ejercida la política ateniense, Platón se provee de un aparato conceptual sui géneris, que consiste en establecer una analogía entre la salud y la enfermedad física, por una parte, y la salud y la enfermedad mental, por otra. Platón habla de la salud y enfermedad "del cuerpo” y de la salud y enfer medad "del alma” , en el sentido de que ambos, cuerpo y alma, pueden estar sanos o enfermos. Esta analogía, que conducirá a una idea particular de la política, tiene una serie de implicaciones que hay que escla recer. Del cuidado del cuerpo se encarga una disciplina sin nom bre específico que consta de dos ramas: medicina y gimnasia; la primera es ejercida por el médico, la segunda por el ma estro de gimnasia. La función de cada una de ellas es la siguiente: la medicina cura, a través del médico, la enfer medad física; la gimnasia, por medio del entrenador, ayuda a mantener el cuerpo en condiciones sanas. El médico es capaz de curar la enfermedad en virtud de que su oficio, la medicina, es un "arte” . Esto requiere un L IV IN T R O D U C C IÓ N comentario, dada la importancia que tiene la noción de "arte” no sólo en el Gorgias, sino en todo el pensamiento platónico. La palabra τέχνη, que tradujimos por “ arte” , abarca en griego mucho más que las "bellas artes” ; por τέχνη se sig nifica toda profesión y oficio basado en determinados cono cimientos específicos, y cuya ejecución implica el manejo de ciertas reglas que rebasan la mera rutina y experiencia. Son “ artes” no sólo las "bellas artes” , como la música y la pin tura, sino también la medicina, la navegación, la gimnasia, etcétera. En el propio Gorgias se indican las características que toda τέχνη debe tener. Cualquier "arte” : 1 ) Se basa en conocimientos (έπιστήμη) y opera con cono cimientos; sin conocimiento no hay "arte” . 34 2) Sabe justificar racionalmente sus procedimientos.35 3 ) Tiene un campo específico al cual se refiere.36 4) Tiene determinada m eta.37 Por otra parte, la persona que ejecuta un “ arte” , 38 es un δημιουργός, término que traduje por "maestro” ; 39 esto es: el "maestro” es un experto, un conocedor, un especialista, no un lego; conoce a fondo su arte, lo ha aprendido y lo domina. Son "maestros” , pues, el músico y el pintor, pero también el médico y el navegante. 84 Cf. 448 b 4 -5 ; e3; 449 a3-4 y otros lugares donde se establece una relación entre "arte” y "conocim iento” . 35 Cf. 465 a3-5 y 501 a2-3 (λόγον. . . δοΰναι). 36 Cf. 450 b ï-2 . 37 Cf. 464 c4 (πρδς τί> βέλτιστον). 88 A partir de aquí, el término ya no será entrecomillado. 3β δημιουργός tiene también otras acepciones en el diálogo ("p r o d u c tor” , "fabrican te” ) ; pero en tanto que se refiere al propietario de un arte, es traducido por "m aestro” . LV IN T R O D U C C IÓ N En cuanto a la medicina, como instancia de un arte, resulta que es capaz de justificar racionalmente sus procedimientos, y que su ejecución se basa en conocimientos que necesaria mente son verdaderos (un conocimiento que no es verdadero, no es un conocim iento). Su campo propio, al que se refieren estos conocimientos, son la salud y la enfermedad del cuerpo; su meta específica es la terapia en el sentido de que restablece la salud si alguien se ha enfermado. En otras palabras, el "maestro” del arte de la medicina, el médico, ha aprendido su oficio, sabe correctamente en qué consiste la salud y cóm o devolverla en el caso de que se haya perdido. H ay que tener presente también que el médico, al curar, no busca su ventaja propia, sino que se preocupa por el bienestar de su paciente. Ahora bien, este aparato conceptual que se refiere al cuidado del cuerpo, es transferido al alma; para que se pueda com prender cabalmente esta transferencia o analogía, es preciso aclarar primero qué es lo que se entiende en nuestro contexto por "enfermedad” y "salud” mentales. Platón concibe la enfermedad "del alma” com o el mal moral, especialmente com o la injusticia; es decir, el alma "enferma” es, ante todo, el alma injusta, pero también el alma desenfrenada, impía y cobarde; en una palabra, el alma moralmente mala. La salud mental es concebida, por lo tanto, como bondad moral: la persona mentalmente sana (el hombre es esencial mente representado por su alma) sería entonces el individuo justo, pero también moderado, pío y valiente, el hombre moralmente bueno o virtuoso. 40 40 Es un problema extraordinariamente d ifícil definir en qué consiste la salud y la enfermedad mentales. En la actualidad no se aceptaría sin más la concepción platónica al respecto. LVI IN T R O D U C C IÓ N En rigor, tal como la disciplina sin nombre específico — que a su vez es un arte— se encarga del cuidado del cuer po, la política se encarga, según Platón, del cuidado del alma. Esto parece describir un hecho, pero en realidad se trata de un postulado: la política debería ocuparse del cuidado del alma. De tal suerte se obtiene, en términos generales, un primer dato acerca de la función que debería desempeñar la política; debería vigilar por la bondad moral de los hom bres, debería servir a fines morales. Se trata, por cierto, de una concepción elevada de la política y de una idea revolu cionaria de ella, que — de llevarse a cabo— implicaría un cambio radical en el m odo de ejercer este oficio. Por otra parte, la política (al igual que el arte anónimo que cuida del cuerpo) comprende dos ramas: legislación y actividad jurídico-penal. 41 La legislación es comparable a la gimnasia, en cuanto que ayuda a mantener la salud men tal; la actividad jurídico-penal es comparable a la medicina: ambas son actividades que curan, pero mientras la medicina cura la enfermedad física, la actividad jurídico-penal debe ría curar la enfermedad del alma, el mal moral, la injusticia. Y esta función curativa, terapéutica, debería ser desempe ñada por la retórica. 42 ¿En qué sentido hay que entender esto? Tal como es posible enfermarse físicamente, es posible enfermarse mentalmente, lo que sucede por excelencia al cometer alguna injusticia. La enfermedad física es curada Cf. 464 b8 ( δικαιοσύνην ) ; esta actitvidad es llamada también “ aplicación de la justicia” (478 b l ; δίκη). 42 Esta conclusión es obtenida a partir de la definición de la retórica com o " ...s im u la c r o de una parte de la política” (463 d l - 2 ) , a saber, de la actividad jurídico-penal. Si la retórica no fuera el simulacro de ésta, debería desempeñar la función terapéutica de esta rama de la política. LVII IN T R O D U C C IÓ N por el médico mediante determinado tratamiento; la enfer medad "m oral” también debe ser curada por un tratamiento, el cual consiste en el castigo. Éste es considerado com o una terapia que libera de la injusticia, de la enfermedad mental por excelencia. El castigo es, pues, una medida terapéutica benéfica, ya que restablece la salud del alma, una vez que ésta se ha perdido. La persona que aplica el castigo debería ser un "m édico del alma” , 43 un individuo que ejerce la retórica. Con ello tenemos un dato acerca de lo que debería ser la retórica: una instancia moralizadora del hombre, restablecedora de la salud del alma. Ahora bien, es necesario hacer hincapié en que Platón, en el curso del Gorgias, no distingue siempre nítidamente entre "política” en sentido lato de "cuidado del alma” y "retó rica” en sentido restringido de "actividad que debería curar la enfermedad del alma” . Com o se dijo anteriormente, la retórica es concebida en este diálogo principalmente como "discurso del político” ; de ahí que ambas actividades, la polí tica y la retórica, deberían tener las dos funciones de midar (de la salud del alma) y de curar (la enfermedad del alma). Por ello, Platón maneja con frecuencia ambos términos como sinónimos, y por esta misma razón utilizo, de aquí en ade lante, "retórica” y "política” en el sentido lato de “ activida des que cuidan y curan” , a no ser que haya una indicación especial que señale un uso distinto del término "retórica” . Manteniendo siempre la analogía entre salud y enfermedad del cuerpo y salud y enfermedad del alma, resulta que el p olí tico, para que sea capaz de curar, requiere, igual que el mé dico, de un arte; por lo tanto, la retórica debería ser un arte. Esto es, su ejecución debería basarse en conocimientos; 43Platón habla del "ju e z ” (cf. 478 a5 ). LVHI IN T R O D U C C IÓ N debería ser capaz de justificar racionalmente sus procedimien tos; su meta debería ser la terapia, la curación de la enfer medad del alma. En otras palabras, el orador (político) debería ser un es pecialista, un "maestro” ; debe tener conocimientos acerca de la salud del alma. Además, debe haber aprendido su oficio an tes de empezar una carrera política y debería ejercer su arte no en provecho propio, sino para el bien del pueblo. Antes de resumir las características que debería tener la política, queda aún otro punto que tratar: Platón da por supuesto que todos los hombres — o por lo menos todos los atenienses— deberían ser sanos física y mentalmente. Esto parece obvio; sin embargo, el filósofo aduce una razón es pecial que justifica esta pretensión, al establecer una relación extremadamente importante entre "salud” y "felicidad” . El individuo perfectamente sano de cuerpo y alma, que nunca necesita del médico ni del político que castiga, es el más feliz. La persona que ha contraído una enfermedad física o mental ("m oral” ) llega a ser relativamente desdichada por ésta misma; pero, si acude al médico o al político (que casti ga), puede recuperar mediante un tratamiento terapéutico su salud y reconquistar al mismo tiempo su felicidad. Platón construye todavía una tercera posibilidad: un hombre puede haberse enfermado física o mentalmente y no buscar ayuda; este individuo llega a ser un enfermo crónico físico o "m oral” ; este hombre es perfectamente desdichado y se encuentra en franca desventaja en comparación con el enfermo que se cura. Por ello, habiendo cometido injusticia (habiéndose en ferm ado), es preferible para él ser castigado (curado) que no ser castigado (no ser curado). El castigo que debería brin dar el "médico del alma” restituye la salud mental y también la felicidad. Por ello hay que cuidarse de no cometer nunca LIX IN T R O D U C C IÓ N injusticia, pues no cometerla significa no contraer la enfer medad del alma. Resumamos ahora lo que deberían ser la política y la retó rica. ¿Qué funciones deben desempeñar el político y el orador? ¿Qué características deberían tener? 1. En cuanto a su status epistemológico, la política y la retórica deben ser artes y manejar conocimientos. En otras palabras, el político y el orador deberían ser conocedores, especialistas. 2. Los conocimientos de ellos se deben referir a la salud del alma, esto es, a la bondad moral, a lo bueno y a lo justo. El político debe saber con certeza qué es lo bueno y lo justo. 3. La meta de toda política (retórica) debería ser el cuidado y la curación del alma; los políticos deben ser "médicos del alma” , deben cuidar de la salud mental del pue blo y restablecerla si se ha perdido. En vista de que la salud mental es la bondad moral, el orador debe educar al pueblo, inculcarle una serie de virtudes; debe tratar de mejorar a los. ciudadanos, hacerlos cada día moralmente mejores, lo cual implica luchar contra los vicios del pueblo; asimismo no debe buscar el provecho propio, sino el bienestar del pueblo. 44 4. El arte político no se puede improvisar; la capacidad de educar se debe aprender y demostrar antes de que alguien emprenda una carrera política. 5. El orador debe ser justo él mismo. Este punto no se desprende de la analogía "salud física” - "salud mental” (puesto que un médico podría ser enfermo él mismo sin que esto afectara su capacidad de curar), sino de otro supuesto del Gorgias: Platón opina que quien tiene conocimientos acer ca de lo justo, es también justo. 49 Puesto que el político debe Sócrates encarna esta figura (cf. 521 d 6 -8 ). 45 Cf. 460 b l - 7 ; este razonamiento es evidentemente falaz. LX IN T R O D U C C IÓ N tener conocimientos acerca de lo que es justo, debe también ser justo. 6. La retórica (en sentido restringido) debe ser un dis curso mediante el cual se acusa a sí mismo quien ha cometido injusticia; debe hacerlo con el fin de recuperar — mediante un castigo—- su salud mental y su felicidad. Esto vale para el político y para el particular. Si la retórica (y la política) cumpliera con estos requisitos, sería en verdad una instancia moralizadora del hombre. Pero, ¿desempeña realmente las funciones deseadas? ¿Tiene las ca racterísticas que debería tener? La respuesta platónica a estas preguntas es enteramente negativa: 1. En cuanto a su status epistemológico, la retórica no es un arte. 2. El orador no sabe qué es lo justo y lo bueno. 3. Los políticos no son “ médicos del alma” . 4. Los políticos no tienen ningún entrenamiento profe sional. 5. Los políticos son generalmente injustos. 6. La retórica (en sentido restringido) no es un discurso mediante el cual se acusa a sí mismo quien ha cometido alguna injusticia. Veamos a continuación cómo justifica Platón cada uno de estos puntos. 1 y 2. El propio Gorgias, como orador, se llama “ cono cedor del arte de la retórica” ; 46 se exhibe, pues, como espe cialista, com o “ maestro” , y al mismo tiempo da por supuesto que la retórica es un arte. En determinado momento se define a la retórica como 46 Cf. 449 c9-dl. LXI IN T R O D U C C IÓ N . . productora de persuasión . . . ” 47 Ahora bien, se distin guen dos clases de persuasión: hay una persuasión "que ense ña” 48 y una persuasión “ que hace creer” ; 49 ¿cuál es el valor de cada una y en qué se distinguen? La persuasión que enseña, la maneja, por ejemplo, el maes tro de aritmética. Él enseña que 2 + 2 = 4, y estamos "per suadidos” ( “ convencidos” ; πείθω puede significar tanto "persuasión” como "convicción” ) de la corrección de su enseñanza. Esto es así porque el maestro de aritmética enseña conoci mientos que necesariamente son verdaderos; un conocimiento que no es verdadero, no es un conocimiento. 50 La aritmética procura, pues, una persuasión que ofrece conocimientos; 61 este tipo de persuasión tiene — por decirlo así— carta de legi timidad; se puede confiar en ella precisamente porque sumi nistra conocimientos certeros, porque da evidencia de correc ción. La persuasión del maestro de aritmética se basa en conocimientos, y lo que él propaga son, a su vez, conoci mientos. Por otra parte, la persuasión que hace creer, opera con meras creencias,52 y la característica de la creencia consiste en que puede ser verdadera o falsa.53 Podemos estar convencidos ("persuadidos” ) de que en Marte hay un hipopótamo, y pro pagar esta noticia; pero tal "persuasión” no es legítima, porque no se basa en conocimientos, sino en una simple creencia que puede ser verdadera o falsa. N o tengo ninguna evidencia 47 Cf. 453 a3. 48δισασκ αλικ ής (cf. 453 e7 y 455 a l ) . 49 π ιστευτικη ς 4 5 5a1. 50 Cf. 454 d 6-7. 51 επιστήμην; 454 e3-4. 62 πίστιν ; ib. 68 Cf. 454 d5. LX II IN T R O D U C C IÓ N de que mi creencia sea correcta. Quienes están persuadidos de algo en virtud de una creencia, 110 tienen conocimientos. Este segundo tipo de persuasión carece de legitimidad, porque pro duce creencias "sin el saber” 54 esto es, no demuestra la validez de la persuasión. Con respecto a la retórica, ésta pertenece al segundo tipo de persuasión: ". . . la retórica e s . . . productora de una per suasión que hace creer, pero no de una (persuasión] que en seña . . . ” 55 La distinción entre conocimiento — επιστήμη— y creen cia — πίστις— es esencial en el Gorgias (y en toda la filo sofía p latón ica ),56 porque desenmascara a la retórica: ésta no es un arte, pues en vez de disponer de conocimientos autén ticos, maneja sólo creencias que pueden ser verdaderas o fa l sas. Su valor como arte es nulo: no hay arte sin conocimiento. Y al mismo tiempo resulta que el orador no es un "maestro” o especialista; no es un individuo que enseña conocimientos, sino que se trata de alguien que, al hablar públicamente, hace creer sin certeza alguna de lo que dice. En vista de ello, el orador no tiene tampoco conocimientos acerca de lo bueno y de lo justo; al dedicarse a la carrera política, no opera con los conocimientos que debería tener para poder cuidar adecuadamente de la salud mental de los ciu dadanos. 3. Según Platón, no ha habido ni un solo político atenien se que haya sido un "m édico del alma” . La pregunta “ ¿Te parece que los oradores hablan siempre considerando lo mejor, procurando que los ciudadanos lleguen a ser lo mejor posible 54 άνευ τοΰ εΐδέναι; 65 545 e4. C f. 454 e 9 -4 5 5 a l. 66 En obras posteriores al Gorgias, esta distinción aparece com o distin ción entre “ conocim iento” y “ opinión” verdadera o falsa. L X in ( δόξα ) ; esta última puede ser IN T R O D U C C IÓ N a través de sus discursos?” , 57 sólo tiene una respuesta; a saber, que nunca se ha dado . . esta clase de retórica” . 58 N ingún político se ha preocupado de cumplir con la meta de toda política auténtica: hacer moralmente buenos a los ciudadanos. Tampoco lo han hecho Temístocles, Cimón, Pericles y M ilcíades, a quienes Calicles consideraba como buenos políticos. Pericles, por ejemplo, no sólo no hizo mejores a los atenienses, sino peores, " . . . ociosos, cobardes, parlanchines y amantes del dinero . . . ” 59 Lo que hicieron estos hombres fue satisfacer sus deseos pro pios — su afán de poder—- y los del pueblo: " . . . sin . . . m o deración y justicia han llenado la ciudad de puertos, astille ros, muros, impuestos y de estas tonterías” , 00 en vez de cuidar de la salud del alma de los atenienses. En resumidas cuentas, eran malos estadistas,61 Atenas nunca ha tenido un buen gobernante. 4. Contrariamente a los "maestros” de otras profesiones, que no ejercen su arte sino después de haberlo aprendido y 57 502 e3-5. 68 503 b l . 69 515 e4 -6. 60 519 a l-4 . 61 Platón expone todavía otro argumento para demostrar que estos hombres fueron malos estadistas (cf. 515 e l 0-516 e 8 ) : comparando a un gobernante con un buen pastor, aduce que un buen pastor sabe conducir su rebaño, en el sentido de que éste no vaya a atacar al pastor. Pero Pericles, Cim ón, Milcíades y Temístocles fueron, al fin de cuentas, recha zados por el rebaño — el pueblo ateniense— , lo cual demuestra, a los ojos de Platón, que eran malos pastores. Este argumento n o es convincente, ya que el juicio del pueblo no es necesariamente un criterio infalible acerca de la calidad de un gobernante. Relacionado con este argumento está el siguiente: según Platón, ningún político tiene derecho a quejarse del pueblo cuando éste lo acusa de alguna injusticia o mala acción. Si el gobernante hubiera sido justo, y si hubiera hecho justos a los ciuda danos, no le habría sobrevenido tal acusación (cf. 51 9 b 3 - c l ) . L X IV IN T R O D U C C IÓ N después de haber comprobado que son especialistas en su o fi cio, el futuro político empieza su carrera sin estos requisitos. En relación con este punto, Sócrates pregunta a Calicles: " . . . ya que tú mismo hace poco empezaste a manejar los asuntos de la ciudad . . . ¿hay alguien que antes era malvado, injusto, desenfrenado e inmoderado, que por Calicles haya llegado a ser 'bello y bueno’ . . . ?” 82 En otras palabras: ¿puede demostrar Calicles que está calificado para cuidar de la salud mental de sus compatriotas? Sólo si pudiera demos trarlo, se le debería permitir dedicarse a una carrera política. Calicles no puede dar ninguna respuesta a semejante pre gunta, y este ejemplo, que funge como pars pro toto, basta para concluir que ningún político tiene un entrenamiento previo; nadie ha aprendido en qué consiste lo bueno y lo justo; nadie ha adquirido conocimientos certeros acerca de cómo se debe llevar a cabo la política. 63 5. En varias ocasiones Platón hace explícito que los p o líticos generalmente no son justos: 84 ” . . . entre los pode rosos . . . se encuentran los hombres extraordinariamente mal vados” , 85 y los poderosos son precisamente los gobernantes y los políticos. Los aspirantes al poder y todos aquellos que lo logran, no se preocupan ni de la justicia, ni tampoco de la moderación; estas cualidades morales parecen más bien estor bar en la búsqueda del poder. 68 De ahí que a todos los tiranos, reyes, príncipes y a los que realizan — o pretenden realizar, mediante la retórica— una carrera política, se les puede con82 515 a.l-7. 83 El propio Platón intentó dar este entrenamiento profesional a fu tu ros políticos en su Academia. 84 Una excepción es Aristides (cf. 526 b l - 3 ) , estadista ateniense y colaborador de Temístocles, quien (Aristides) fue apodado el “ Justo” . 05 525 e5-526 al. 68 Cf. 492 b l-5 . LX V IN T R O D U C C IÓ N siderar com o injustos, ya que suelen cometer graves faltas morales. Entre ellos destaca Arquelao: 67 este individuo, cuya con dición natural era la de esclavo, llegó al trono de Macedonia por una serie de crímenes, especialmente por asesinatos. A r quelao no sólo es un representante del político injusto, sino también de los procedimientos igualmente injustos que se usan para llegar al poder. 6. La retórica (en sentido restringido) no es un discurso mediante el cual se acusa a sí mismo quien ha cometido in justicia. Se puede suponer — por razones obvias— que la conducta generalizada de cualquier malhechor — trátese de un político o de un particular— no es la de autoacusarse con el fin de ser castigado y restablecer así su salud mental. Platón presenta com o ejemplo de ello al ya citado rey A r quelao: este hombre, después de haber realizado sus crímenes, no se acusó para recibir castigo y sanar, sino que prefirió convertirse en un enfermo crónico. A l respecto, el filósofo anota que no sólo Arquelao, sino también los demás tiranos, oradores y poderosos, se encuentran en esta situación lamen table. 68 Han cometido injusticia, y huyen del castigo sin apreciar la función terapéutica del mismo: " . . . hacen todo para no sufrir castigo y ser liberados del máximo m a l . . 69 a saber: de la injusticia, del mal moral por excelencia. Ahora bien, puesto que la retórica no es un arte, puesto que sus ejecutantes no desempeñan la función que deberían desem peñar ¿qué es la retórica y qué papel real desempeña? Dentro 67 Cf. 470 d j-4 7 1 d2. 6 8 C f. 479 a2-3. 60 479 e l -2. LXVX IN T R O D U C C IÓ N de este contexto, hay que destacar los siguientes puntos prin cipales: 1) la retórica es una especie de adulación, y su status epistemológico es el de una έμπειρία; 2) su función o meta específica es halagar; además, 3) es un medio eficiente para llegar al poder. A la medicina, a la gimnasia, a la legislación y a la acti vidad jurídico-penal — que son artes— Platón opone cuatro actividades que no son artes y que se distinguen de aquéllas por su status epistemológico y por su meta. Se trata de la gastronomía, de la cosmética (actividad de adornar), de la sofística y de la retórica. A todas ellas se les asigna el nombre de “ adulación” . 70 La adulación (la gastronomía, etcétera) no tiene las ca racterísticas de un arte, sino las de una έμπειρία, 71 esto es, de una “ experiencia” o “ ejercicio” . Esto significa, dentro del terreno de la teoría del conocimiento, que si bien es cierto que tanto el arte como la experiencia manejan algún tipo de saber — varias experiencias acumuladas procuran un saber de tipo experimental— , sólo el arte sabe justificar racionalmente sus procedimientos, porque conoce las reglas con las que opera y sabe por qué algo tiene que suceder (o no) necesariamente. La adulación, en cambio, no conoce las reglas según las cuales algo sucede, sino que " . . . por rutina y experiencia guarda . . . un recuerdo de lo que suele suceder . . . ” , 72 sin saber por qué suele suceder. La adulación es, pues, un saber empírico que proviene de la experiencia contingente; no tiene comprensión racio 70 κολακεία; definida com o " . . . cierta actividad . . . propia de un alma sagaz, valiente y por naturaleza apta para tratar a los hombres” (463 a6 - 8 ) . 71 Cf. 462 c4. 72 501 a 5 -b l (subrayado m ió ). LX vn IN T R O D U C C IÓ N nal de sí misma y de sus procedimientos; 73 es comparable a ima actividad que maneja creencias que ptieden ser verda deras o falsas y, por lo tanto, carece de un fundamento científico. En otras palabras, la persona que para la ejecución de algo se basa en la experiencia, realiza un mero ejercicio ruti nario; no es un especialista o conocedor de algún arte; no sabe por qué, en determinadas circunstancias, es necesario que acontezca x j no y , sólo sabe que suele suceder x, sin saber por qué. Ahora bien, mientras la meta de las artes arriba men cionadas es el cuidado de la salud, del bienestar real de cuerpo y alma, la función de la adulación es la de provocar placer; ella tiende simplemente a agradar, y no le importa el bienestar real de cuerpo y alma, sino el bienestar aparente. La gastro nomía, por ejemplo — a través del cocinero, que es un adulador-τ-, suministra placer al paladar, sin considerar si este goce es o no compatible con las exigencias de la salud. Por otra parte, cada una de las actividades adulatorias es concebida por Platón como imitación de una de las artes mencionadas; de tal suerte, la gastronomía imita a la medi cina " . . . y finge saber cuál es la mejor alimentación para el cuerpo . . . 74 la cosmética imita a la gimnasia, 75 la sofística a la legislación, 76 y la retórica a la actividad ju rídico-penal. 77 Las primeras dos halagan al cuerpo, y las últi78 Cf. 465 a3 : ούκ έχει λόγον. En 465 a5, la adulación es llamada άλογον πράγμα. 74 464 d4-5. 70 76 C f. 465 b 2 - 6 . C f. 465 c2-3. 77 Recuérdese que la actividad jurídico-penal es una política; de ahí la definición de la retórica com o " . . . de una parte de la política” (463 d l - 2 ) . L X V in rama de la el simulacro IN T R O D U C C IÓ N mas dos, al alma. Sin preocuparse de la salud y sin tener conocimientos acerca de ella, fingen — según Platón— ser artes sin serlo. Como adulación, la retórica tiene la función de causar agrado y placer. 78 En sentido amplio, Platón interpreta esto de que el orador trata, mediante la retórica, de halagar al pueblo. La adulación que se da en el campo político no es otra cosa sino el oportunismo de complacer a los ciudadanos en vez de educarlos moralmente: si Calicles — quien inicia una carrera política— dice algo en la asamblea, " . . . y el pueblo de los atenienses afirma que no es así . .. ” , 79 Calicles cambia de parecer y dice lo que el pueblo quiere oír. Los políticos sólo tienden a agradar a los ciudadanos, sin impor tarles si hacen a los hombres moralmente mejores o no. Por otra parte, los políticos y quienes quieren llegar a serlo, utilizan la retórica adulatoria con el fin de conquistarse el poder. La retórica es un medio de obtener poder político, y de éste se afirma expresamente que es el máximo bien para los hombres. 80 El poder es considerado en estos tér minos por todos aquellos que aspiran à él, y no precisamente porque lo contemplen com o una posibilidad de educar a los miembros del Estado, sino porque les permite satisfacer sus ambiciones personales, constituyendo así una fuente de satis facción y de placer. El modo real de dedicarse a la política y de alcanzar poder consiste, pues, en manejar venturosamente la retórica com o adulación; 81 esto es, tratar a los ciudadanos " . . . como ser 78 Cf. 462 c7. 79 481 e l-2 . 80 C f. 452 d5-8. engañar al pueblo acerca del status epistemológico de la retórica. El orador, no obstante de no ser un especialista, impone, mediante la persuasión, sus opiniones acerca de lo que es conveniente 8 1 Esto implica L X IX IN T R O D U C C IÓ N vidor, tratando de conquistar su favor” . 82 U n típico ejem plo de ello son los cuatro estadistas antes mencionados, Perieles, Temístocles, Cimón y Milcíades; todos ellos eran buenos “ servidores” 83 de la ciudad (Atenas), dándole a ésta lo que deseaba, a saber: “ . . . barcos, muros, astilleros y muchas otras cosas de esta ín d o le . . .” 84 Pero este m odo real de llevar a cabo la política, dista mucho de realizar la tarea que debería cumplir toda política auténtica: cuidar de la salud mental de los hombres. H ay que mencionar todavía otra función real de la retórica (en sentido restringido) : ésta es un discurso por medio del cual el malhechor — político o particular— trata de evadir el castigo merecido. A l respecto Platón señala que quienes han cometido injusticia " . . . hacen todo para no sufrir cas tigo . . . procurándose dinero, amigos y ser lo más convincentes posible al hablar.” 85 Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias concretas de que la política no tenga el status epistemológico de un arte, de que el orador no tenga conocimientos acerca de lo que es bueno y justo? ¿Qué sucede cuando los mismos políticos al Estado, ya que " . . . no hay nada acerca de lo cual el orador no hable más convincentemente que cualquier otro maestro ante la m ultitud” ( 546 c 4 - 6 ) . El poder de la retórica radica en que se ha inventado una persuasión mediante la cual aparenta saber más que los conocedores; finge tener conocimientos seguros cuando sólo dispone de creencias. 82 521 a4-5. 83 διακόνους; 517 b 2 -3 ; servir al pueblo es concebido com o una m oda lidad de la adulación. 84 517 c2 -3. 85 479 e l -4 (subrayado m ío ). LXX IN T R O D U C C IÓ N no son justos, cuando, en vez de ser "médicos del alma” , tratan de conquistar el poder, utilizando para ello la retórica como adulación? 1. Puesto que la política no es un arte, su ejecución carece de un fundamento científico. El político (y quien quiere llegar a serlo) no tiene conocimientos certeros acerca de cómo se debe llevar a cabo su oficio, y tales conocimientos son la condición necesaria para poder gobernar correctamente. Mientras el estadista se mueve en el terreno resbaladizo de las creencias que pueden ser verdaderas o falsas, sin disponer de los conocimientos requeridos que le marcarían las pautas que seguir para realizar su profesión, el ejercicio de la retórica y de la política está sujeto a errores. La única manera de asegurar que la política sea llevada correctamente, consiste en convertir a ésta en una τέχνη; sólo entonces se obtendrán conocimientos rigorosos acerca de cómo se debe gobernar. 2. En virtud de que los oradores no saben qué es lo bueno y lo justo, el poder político es considerado por Platón como un seudopoder. La opinión popular — representada en el diálogo por Polo— mantiene que el poder es un bien para quien lo tiene, el cual consiste, a su vez, en que el poderoso puede hacer cualquier cosa que le parece bien. Platón, en cambio, sostiene que, si el poder es realmente un bien para el agente, no puede consistir en que su propietario haga lo que le parece bien, sino que, a través de los actos de poder, haga lo que es bueno para sí. En rigor, si el poder pretende ser un bien para quien lo tiene, la ejecución del mismo debe arrojar un provecho real al agente. Para saber si algo es un bien y no sólo parece LXXI IN T R O D U C C IÓ N serlo, se necesita inteligencia86 — esto es, conocimiento— con el fin de distinguir correctamente qué actos de poder van a redundar en bien del agente y cuáles no. Quien hace lo que le parece bien, actúa a nivel de creencia, y puede cometer un error, en el sentido de que sus actos llegan final mente a dañarlo, con lo cual el poder dejaría de ser un bien para convertirse en un mal. Por lo tanto, para que el poder sea un bien real en manos de su poseedor, éste debería tener conocimientos acerca de lo que es bu en o.87 3. En vista de que los políticos generalmente son adula dores y además injustos, generan a su vez injusticia y adu lación, de modo que estos dos factores imperan en la vida política. De ahí que la persona que quiere hacer una carre ra política, tiene que adaptarse a las prácticas vigentes: a) de la adulación, y b ) de la injusticia. a) En determinado momento, Sócrates le pregunta a Cali cles cómo debería tratar al pueblo si tuviese la intención de dedicarse activamente a la política: 88 ¿debería " . . . luchar contra los atenienses para que fueran los mejores posible — como médico— o {debería enfrentarse a los ciudadanos} co mo servidor, tratando de conquistar su favor?” 89 Calicles, sin mayor rodeo, recomienda la adulación: "D igo, pues, que como servidor” , 90 a lo cual Sócrates contesta significativa mente: "Entonces, mi nobilísimo amigo, me exhortas a adu lar” . 91 8 6 voüv; 466 e l 3 ; νους sustituye aquí a επιστήμη. 87 Platón no rechaza el poder en bloque, pero sí indica lo que éste debería ser: una capacidad del poderoso para hacerse un bien a sí mismo. 88 Sócrates nunca tuvo la intención de participar activamente en la política. 89 521 a3-5. 90 521 a 8 . 81 521 b l. LX X II IN T R O D U C C IÓ N b ) Para demostrar que la injusticia genera injusticia (lo cual de suyo ya es bastante evidente), Platón construye el siguiente ejemplo: un hombre joven, que aspira a tener poder y que vive bajo el régimen de un tirano injusto, tiene que hacerse parecida a este tirano para alcanzar algún poder. Puesto que el mismo gobernante es injusto, el joven aludido está prácticamente obligado a cometer injusticia para realizar ΛΟ su meta. Ahora bien, si dentro de una sociedad injusta hubiera algún individuo que tratara de llevar la política como "médico del alma” , que no recurriera a la adulación y que fuera justo él mismo, este hombre expondría su vida. Sócrates93 es el ejemplo de ello, y de ahí las múltiples alusiones a su muerte en el curso del diálogo. 4. En un Estado injusto es fácil ser víctima de una acu sación injusta. A l respecto, Calicles le dice a Sócrates: "Pues si ahora alguien te tomara a t i . . . y te condujera a la cár cel, afirmando que cometes injusticia sin cometerla, . . . no sabrías qué hacer contigo m ism o. . . no [sabrías] qué decir. Una vez subido al tribunal — si tu acusador resultara muy miserable y perverso— m orirías. . . ” 94 En una circunstancia de tal índole, es útil recurrir a la retórica (en sentido restringido), en el grado que ésta es también un discurso que salva ante el tribunal de una falsa acusación. De esta manera, la retórica llega a fungir como una especie de "salvavidas” , como cierta garantía de segu ridad personal, que — merced a la situación política agitada— se necesitaba bastante en la Atenas de fines del siglo v. * 92 Cf. 83 Cf. 510 b7-e8. 521 d 6 - 8 . 84 486 a7-b3. LXXm * IN T R O D U C C IÓ N Ciertamente no es del todo obvio que Platón postule que la política debe ser un "cuidado del alma” , que su tarea consiste en vigilar por la bondad moral de los ciudadanos. Sin embargo, estas ideas resultan bastante comprensibles, si se toma en cuenta: 1) la temprana preocupación de nuestro autor por una política pista, y 2) una determinada concep ción de la vida humana y de la felicidad. 1. Platón creció en un periodo político intranquilo; pre senció una parte de la Guerra del Peloponeso; observó los cam bios de regímenes en Atenas y, asimismo, toda clase de crí menes cometidos tanto por el lado de los demócratas como por el de los oligarcas: destierros, privación de derechos cívi cos, confiscaciones de bienes, asesinatos y la condena de Só crates, el "más justo de los hombres” . Por su familia políticamente influyente, Platón, desde su juventud, fue destinado a una carrera pública, y él mismo tenía la intención de dedicarse a ella. Ya en aquel entonces mostró un gran interés por una política pista·, pero al ver las maniobras de los diversos gobernantes atenienses — las cuales no eran otra cosa sino violencia, astucia y defensa de intereses propios— sintió una fuerte repulsión, pues este modo de llevar a cabo la política no le parecía justo. Pospuso sus planes de ingresar activamente a la política para una fecha posterior,95 para mientras tanto reflexionar más a fondo en torno a las condiciones que harían posibles una política justa. H ay que tener presente, pues, que mucho tiempo antes de escribir el Gorgias, Platón ya critica a la política y a sus ejecutantes en virtud de un criterio moral·. según él, los estadistas deben ser justos ellos mismos y gober nar de modo tal que se establezca justicia en el Estado. 95 En Atenas Platón nunca más tuvo la oportunidad de desempeñar un cargo político. L X X IV IN T R O D U C C IÓ N 2. Toda concepción normativa de la política implica a su vez una concepción de la vida y de la felicidad. Tal concep ción también está presente en el Gorgias, y en buena medida sirve de soporte a las ideas expuestas sobre los políticos y oradores. La concepción platónica de la vida es de tinte religioso; el filósofo es, sin lugar a dudas, un pensador religioso, y como tal se muestra en muchas de sus obras. En el Gorgias sostiene que los hombres son juzgados imparcialmente después de la muerte, y que toda injusticia, toda maldad, es castigada, mientras todo acto bueno y justo es recompensado. Éstas convicciones personales de Platón — las cuales, por cierto, no pueden ser científicamente demostradas— sitúan a la vida humana en general y a la política y retórica en particular, en un contexto que trasciende lo mundano: lo que en esta vida se hace, no sólo es importante aquí y ahora, sino repercute también en el más allá. Por otra parte, a la luz de estas creencias resulta que el hombre debe ser justo, moderado, valiente y pío, con tal de evitarse futuros castigos, ya que no es posible engañar a la divinidad. El sentido de la vida consiste, pues, en última instancia, en realizar los valores morales, para finalmente obtener la bienaventuranza eterna. Bajo esta perspectiva, se comprende también la idea de Platón de que la política debe estar al servicio de la moralidad; de que debe ser una instancia que cuide de la "salud mental” para asegurar la meta de la vida humana; a saber: la salvación del alma. Dentro de este mismo contexto merece especial atención la concepción platónica de la felicidad, y resulta provechoso compararla con otra concepción al respecto, expuesta en el diálogo por Calicles. De acuerdo con éste, vivir correctamente consiste en permitir que los deseos del hombre crezcan en la mayor medida posible; no deben ser reprimidos, sino satis LXXV IN T R O D U C C IÓ N fechos, para así obtener satisfacción y placer. H ay que tener siempre deseos y tratar de colmarlos, 96 independientemente de si su obtención es moral o no. La moderación y la justicia — alabadas por Platón— no son virtudes, sino seudovirtudes, establecidas como tales y elogiadas por aquellos que son incapaces de satisfacer sus deseos y de procurarse placeres. "La abundancia, el desen freno y la libertad . . . esto es la virtud y la felicidad; todo lo demás . . . son convenios de los hombres contrarios a la naturaleza, son tonterías que no valen nada.” 87 Para Calicles, la felicidad es gratificación, sea ésta obtenida de un modo moral o no. Polo, otro interlocutor del diálogo, alude — aunque en forma mucho menos clara— a la misma idea de felicidad, al afirmar que muchos hombres que cometen injusticia, son felices.98 Lo son — según Polo— porque a través de la injusticia se gratifican, pues ésta ayuda a que se cumplan sus deseos de poder. Cometer injusticia es un acto inmoral, pero al mismo tiempo procura algo deseado, el poder. Ahora bien, Platón está familiarizado con la idea de la felicidad concebida como gratificación (que es, además, la idea popular de ella, simbolizada por el rey de Persia, quien puede hacer “ todo lo que quiere” ) . Tanto la conoce que hace decir a Sócrates, al exponer Calicles sus ideas: " . . . tú dices ahora exactamente lo que los otros piensan, pero que no quieren decir.” 09 Pero a pesar de mostrar cierta simpatía por Calicles, Platón rechaza el pensamiento de éste, y afirma que la felicidad de un individuo depende de su educación 86 N o desear nada significa vivir ( c f. 492 e 5 -6 ) . 87 492 c4-8. 98 Cf. 470 d2-3. 89 492 d2-3. LXXVI com o los muertos y las piedras IN T R O D U C C IÓ N y justicia; 100 en otras palabras que la felicidad no es gra tificación, sino -una consecuencia de la moralidad. Hay todavía dos razones más específicas por las cuales Platón rechaza la idea de la felicidad concebida como gra tificación: a) Ésta, tal com o la plantea Calicles, implica vivir una vida "desenfrenada” , esto es, una vida que persigue el placer. Pero quien vive de esta manera se convertirá en el esclavo de sus propios deseos; sucumbirá a la tiranía de éstos, que se parecen a un barril sin fondo. Por ello, para no estar sujeto a tal tiranía, Platón sugiere que un valor moral, la moderación, debe controlar los deseos: " . . . quien quiere ser feliz, debe . . . ejercer la moderación . . . ” 101 b ) La vida "desenfrenada” , la libre satisfacción, hace impo sible la convivencia en sociedad. Si cada cual diera rienda suelta a sus deseos — especialmente al de cometer injusticia— no sería posible vivir en un conjunto político organizado, lo cual es esencial al ser humano. También a partir de esta perspectiva, se justifica la necesidad de la moral por encima de la gratificación. A quí no es el lugar para discutir la validez o invalidez de estas dos concepciones de la felicidad, tema que de suyo es extremadamente com plicado.102 Por otro lado, si la tesis platónica fuera verdadera, si la felicidad realmente dependiera de la moralidad ( quod demostrandum est), entonces no es posible que el injusto sea feliz. Lo expuesto en 1 y 2 arroja nueva luz sobre la crítica que Platón hace a ios estadistas atenienses: éstos no sólo 100 Cf. 470 eé-7. 1 0 1 507 c 9 -d l. 102 La tesis de Calicles por lo menos no es del todo errada: todos sabemos por experiencia propia que la no-satisfacción de nuestros deseos causa frustración y con ella, infelicidad. LX XV H IN T R O D U C C IÓ N no realizan la política com o "médicos del alma” , sino incluso traicionan el sentido de la vida humana. Por una parte, su inmoralidad e injusticia propias impiden que ellos mismos se salven de castigos futuros; por otra, al no educar moralmene al pueblo, no contribuyen a que los ciudadanos con quisten la bienaventuranza de su alma. Son a veces buenos "servidores” que aumentan el bienestar material del Estado, pero lo que importa en esta vida no es la riqueza material de una sociedad, sino el nivel moral de ésta. A l mismo tiempo, los gobernantes se privan de la felici dad: puesto que ésta depende — según Platón— de la mora lidad, no es posible que el político injusto sea feliz. * «· * Por último, hay que hacer unas consideraciones en torno a la idea platónica de que la política (y la retórica) debe tener el status epistemológico de una τέχνη. Se habían enu merado antes las características que todo arte debe tener; entre éstas interesa ahora el que cualquier arte debe basarse, para su ejecución, en conocimientos seguros en cuanto a su campo específico. Ahora bien, puesto que el campo propio de la política son los valores morales, especialmente lo bueno y lo justo, resulta que el político debería tener conocimientos certeros sobre lo bueno y lo justo; en otras palabras: es necesario que el gobernante tenga conocimientos acerca de lo que se debe hacer, ya que se da por supuesto que se debe hacer aquello que es bueno y justo. Platón anota críticamente que la política, tal como es llevada a cabo en su época (y en épocas anteriores también), no se basa en conocimientos rigorosos acerca del bien y de LXXV III IN T R O D U C C IÓ N la justicia. Los estadistas ni son maestros, ni tienen conoci mientos de lo que deberían hacer. Pero mientras el ejercicio de la política no se base en conocimientos, mientras los políticos no sean conocedores, no hay ninguna perspectiva de acabar con la injusticia. La condición de ello sería que el estadista poseyera conocimientos fundados acerca de lo justo para gobernar acertadamente: " . . . quien se dispone correctamente a ser un orador, debe . . . ser conocedor de lo justo . . . ” . 103 Por otra parte, la disciplina específica que procura este conocimiento del bien y de la justicia, es, según Platón, la filosofía .104 Ella, fuente constante de la verdad, es capaz de guiar la conducta humana y también la conducta política; y lo es precisamente porque suministra el conocimiento acerca de cómo se debe vivir y gobernar. Por ello, en última instancia, es el filósofo quien debería dedicarse al gobierno,105 porque él tiene el conocimiento del bien y puede convertir la política en un arte. Sólo la vida y la política " . . . en la filosofía . . . ” 106 prometen éxito en cuanto al establecimiento de una política justa. Sólo 10 3 508 c l - 2 . 10,!: Platón rechaza categóricamente la concepción de Calicles acerca de la filosofía; éste, en calidad de orador y de defensor del derecho del más fuerte, sostiene que la filosofía es útil sólo al joven, porque de alguna manera sirve a la educación. Pero quien se ocupa en ella todavía en su madurez, merece desprecio. U n hombre, " . . . aunque sea de m u y buena naturaleza, llega [por la filosofía] a ser poco viril, huye del interior de laciudad y de las plazas públicas . . . escondido en un rincón, pasa el resto de la vida con tres o cuatro jóvenes, sin jamás haber enunciado algo noble, grande y considerable” (485 d 4 -e 2 ). Para esta faena sirve, según Calicles, sólo la retórica. 100 El Gorgias anticipa, en términos generales, este postulado que Platón desarrolla posteriormente en la República. 10 6 500 c7-8. L X X IX IN T R O D U C C IÓ N el filósofo-político es el “ médico del alma” , el que sabe cómo se debe gobernar. Finalizo esta interpretación del Gorgias con un brevísimo comentario crítico sobre esta última idea que se refiere al conocimiento acerca de cómo se debe gobernar. Platón está firmemente convencido de que tal conocimiento existe, y su convicción (errónea) se debe a que aplica indebidamente el concepto de "arte” . Según el filósofo, en el momento en que la política tuviera el status de una τέχνη, el estadista podría gobernar con abso luta corrección, puesto que sabría qué valores y qué fines deberían ser realizados a través del ejercicio de la política. Ahora bien, veamos nuevamente las característica de todo arte, tal como se exponen en el Gorgias. Cualquier τέχνη: 1. 2. 3. 4. Se basa en conocimientos. Sabe justificar racionalmente sus procedimientos. Tiene un campo específico al cual se refiere. Tiene determinada meta. Estas características identifican al "arte” como un saber que nosotros llamaríamos "cien tífico” , y tal concepto de "arte” se aplica con éxito a una serie de oficios, siempre y cuando no estén en juego fines que deberían ser perseguidos o valores morales que deberían ser realizados. El ejemplo de la navegación ilustra bien este contexto: este oficio ·— que es un arte— se basa en conocim ientos;107 esto es, dispone 107 En virtud de los cuales este oficio es enseñable. La enseñabilidad es otra característica de todo arte (en este diálogo no ha sido m ayor mente im portan te). 'L X X X IN T R O D U C C IÓ N de un conjunto de reglas técnicas que el capitán conoce para efectuar correctamente un viaje de un lugar determinado a otro. El capitán sabe, asimismo, justificar los procedimientos que debe usar para efectuar el viaje en cuestión. El campo específico de este arte es todo aquello relacionado con la navegación (vientos, conocimientos de astronomía, etcétera), y su meta es netamente intrínseca: saber efectuar con correc ción un viaje. Las reglas y los conocimientos con los que opera la nave gación, son aplicables a cualquier viaje; empero, estos cono cimientos de ninguna manera indican a qué lugar de desti nación debe ir el capitán; el punto final de un viaje, su "meta” , la determinan los pasajeros que quieren ir a deter minada párte y no a otra. En otras palabras, el fin de un viaje está dado por una instancia ftiera del arte de la nave gación; el arte mismo no puede indicar el fin, sólo indica los medios que son adecuados para realizar un fin ya ante riormente definido. Ahora bien, según Platón, la política debería ser un arte. Pero por "política” no entiende "cuerpo de conocimientos acerca de cómo se gobierna” , sino "cuerpo de conocimien tos acerca de cóm o se debería gobernar” . El arte político, como él lo concibe, tendría que aclarar qué fines deberían ser perseguidos por el gobernante. Mas, como se ha visto mediante el ejemplo de la navegación, el concepto de "arte” no puede señalar los fines que deberían ser perseguidos, y el que la meta de la política deba ser la "salud mental” de los hombres, la educación moral de los ciudadanos, es un supuesto platónico que no se desprende de la noción de "arte” . La política sólo puede ser un arte en la medida en que indique qué medios son eficaces para realizar un fin ya previamente aceptado. LXXXI IN T R O D U C C IÓ N Platón, en el caso de la política, proyecta una dimensión en el concepto de "arte” que éste no tiene. N o existe ninguna ciencia, ni tampoco ningún conocimiento, que nos revele qué fines y qué valores deberían guiar a un gobernante en relación con su oficio; sólo puede aclarar qué medios son los más eficaces para realizar un fin ya dado. Por otra parte, el hecho de que no disponemos de ninguna ciencia que indique cóm o debe ser llevada a cabo la política, qué fines debe perseguir ésta, no quiere decir en ningún momento que sea absurdo preocuparse por este preciso pro blema. Sólo quiere decir que el concepto de "arte” no es adecuado paar dilucidar preguntas que se refieren a lo que debe ser, esto es, a las prescripciones. La pregunta de Platón: "¿cóm o debe ser llevada la p olí tica?” es legítima, pero su respuesa: "se debe gobernar con forme a conocimientos científicos sobre determinados fines” es insatisfactoria, porque tales conocimientos no existen. La noción de τέχνη (y de επ ισ τή μ η ), que tanto influye en el pensamiento político de Platón, noi es suficiente para resolver con éxito el problema de una política bien realizada. L X X X II SIGLA B T W Bodleianus Clark. 39 familiae primae Venetus App. Class. 4 . 1 Vindobonensis suppl. phi), gr. 7 (olim 54) J P Vindobonensis suppl. phil. gr. 39 (olim 55), familiae alterius B2T 2 designantur manus Βιορθωτών b t similibus designantur manus recentiores Nonnunquam citantur: P Vaticanus Palatinus 173 , familiae primae Par2, Par3 manus correctrices Parisini 1808 (Bekkeri B) Flor Lauren tianus 85. 6 (Stallbaumi b) V Parisinus 2 JÏ 0 Y Vindobonensis phil. gr. at fragmenta papyracea : P. Rainer P. Óxy. 454 et P.S.I. 119 P.S.I. 1200 P. Fouad I 2 Π' Π1 Π1 Π* OIA Olympiodori lemmata Olw Olympiodori paraphrasis LXXXni GORGIAS TEXTOS GRIEGO Y ESPAÑOL ΚΑΛΛΙΚΑΗΣ ΣΩΚΡΑΤΗΣ ΧΑΙΡΕΦΩΝ St. I ΓΟΡΓΙΑΣ ΠΩΛΟΣ Ρ-447 3 ΚΑΛ. Π ολέμου καί μάχης φασί χρψ αι, ώ Σώκρατες, οΰτω μεταλαγχάνειν. ΣΩ. Α λΧ ή , τό λεγόμενον, κατόπιν Ιορτης ηκομεν καί νστεροΰμεν; 5 Κ Α Λ . Κ αί μάλα γ ε αστείας εορτής· πολλά γά ρ καί καλά Γοργίας ημΐν ολίγον πρότερον ΐπίδαίξατο. ΣΩ . Τούτων μέντοι, <3 Καλλίκλεις, αΐτιος Χαιρεφων SSe, iv άγορφ άναγκάσας ημάς διατρΐφαι. b Χ Α Ι. OiSèv πράγμα, <2 Σώκρατες· εγώ γά ρ καί Ιάσομαι. φίλος γάρ μοι Γοργίας, ώ σ τ επιδείξεταί ημΐν, ει μ ϊν δοκεΐ, νΰν, εάν δε βοΰλτ), εις αΰθις. ΚΑΛ. Γ οργίου; Τί δε, <3 Χαιρεφω ν; επιθυμεί Σωκράτης άκοΰσαι Χ Α Ι . 'Επ' αύτό γ ε τοι το ντο πάρεσμεν. Κ Α Λ . Ούκοΰν δταν βοΰλησθε παρ’ εμε ήκειν οίκαδε· παρ' έμοί γάρ Γοργίας καταλύει καί επιδείξεταί νμΐν. ΣΩ. Ε ΰ λέγεις, & Καλλίκλεις. άλλ’ άρα εθελησειεν αν C ημΐν διαλεχθήναι; βούλομαι γάρ πνθέσθαι παρ' αύτοΰ τις ή b 3 VVV-—Cs SiW/w? P.S.L iaoo (/73) a 3 άλλ*—ήκομ€ν Suidas s.v. αλλ* ή a 3 κατόπιν ¿ορτη£ ηκομεν Etym. Mûgn. s.v. kotoW; pseudo-Didymus, Plat, Lex, s.v. κατόπιν (E. Miller, MélangiSy p. 399) ; Thomas Magister, Ecloga Voc. Ait., p. 199. 7 Ritschl b 7 ούκοΰν—8 καταλυα pseudo-Didymus, Plat. Ltx,, p, 406 b 7 orav—ο?καδ« Thomas Mag., p, 132 . 19 a ι πο\4μου και seel. Maas a 3-4 καί νσπροΰμ€ν sccl. Cobct a 5 «op· τής secl. Hirschig a 8 ôî άναγκάσας F (Ss -ηνάγκασ^ν f) b a 80*77 F (corr. f) b 4 tî δαί B*W b 6 τούτψ F b 7 vap* ¿μά T¡K€iv oiWaSe] χρή παρ* c/x¿ ήκειν ps.-Did. b 8 γάρ BW/73 ps.-Did. : om. TPF ο Γοργίας κατέλυσ€ ps.-Did, b 9 tó(\r¡otuv àv] ¿ÔcXjoti OU c ι πιθέσθαι ex 7m 0ca0· τήν Cié άλλ^ν í’m'Seifiv íc’í αΐιθίί, ωοπ(ρ σύ 5 λ/ytiî, 7?0ι7,Όάσ&ω Κ/ιΛ Oùocv ο'ον το αυτόν ¿ρωτάν, ώ Σώκ pares καί yàp αύτω ev τοΰτ' 7¡n> τί}? ¿νιδήξΐω ί (Κ(λ(\>( γοΰν νυνδή ¿ρωτάν ότι Tts βοΰλοιτο των ΐνδον οντων, και ττροί άπαντα άποκρινίίσθαι ίο d ΣΩ Ή κ α λ ώ ? Aeyct? Χ Α Ι ΤΙ ίρωμαι; ΖΏ <1 Χαφ(φών, ¿ροΰ αυτόν. “ Ο σ τ ι ΐ fOTTiV X/)/. Π ώ ίλ ΐγ ιΐί. ΣΩ "Ωαηίρ αν ti ¿τύγχανΐν ών υποδημάτων δημιουργοί, άπ(κρίνατο αν δήπου σοι άτι σκυτοτόμοs' ή ού μανθάνεις ώς 5 λέγω ; Χ Α Ι. Μανθάνω καί έρήσομαι. Ειπί μοι, & Γοργία, αληθή λέγί,ι Καλλικλής οδε οτι ¿παγγίλλτ) άποκρίνεσθαι ότι âv ris at ¿ρωτά.; 448 ΓΟΡ. Αληθή, <3 Χαιρ€φων· καϊ γάρ νυνδή αυτά ταΰτα ¿πηγγελλόμην, και λέγω ότι οιiStls μέ πω ήρώτηκε καινόν ούδέν πολλών ¿τών. Χ ΑΙ. Ή που άρα ραδιωρ άποκρινή, ώ Γοργία. 5 ΓΟΡ. Πάρίοτι τούτου πύραν, <3 Χαιρεφών, λαβΰν. ΠΩΛ. Νή Δ i' αν δέ ye βουλή, ώ Χαιρίφών, έμοΰ, Γοργία s μίν γάρ καϊ άπαρηκέναι μοι δοκεΐ' πολλά γάρ άρτι διεξίλήλυθίν. ίο b Χ ΑΙ. Τί δέ, ώ Π ώ λ(; oiei σύ κάλλιον αν Γοργίου άηοκρίνασθαι; Π ΩΛ. Τί δε τοΰτο, e’àv σοί ye ίκανώς; Χ ΑΙ. Ουδέν· αλλ’ έπειδή σύ βούλει, άποκρίνου. ΠΩΛ. Έρωτα. Χ ΑΙ. ’Ερωτώ δή. «ί ¿τύγχανε Γοργίας ¿πιστήμων ών d 6 -a 2 resp Cicero, de oratore 3 .1 2 g a 2-3 resp. [Alexander] in Soph. E l., pp. 15, 14 et 196. 3 Wallies c 6 νΰν bit ρω τάν F c 10 c/ιομαι OIA d 7 ΊπαγγΙλτ] W ânOKpivcoSai B TPf et s.l. W : άηοκρίνασθαι W î ά π ο κ ρ ινΰ α θ α ι F a 2 r¡pú rt¡o( W (corr. 1.1.) a 5 Ao/îtiV F Oltr ·. λ α μ β ά να ν B T W f a G δί uni. 1' β ο ύ λ α F a 8 &if«AïfAv0ï F : $αλήλ\ΐ&<ν B T W GORGIAS ción 7 del a r te 8 del hombre, 9 y qué es aquello que profesa y enseña; la otra exposición, 10 que la haga, como tú dices, otra vez. c a l i c l e s : Es mejor preguntárselo a él mismo , 1 1 Sócrates. Pues también este punto pertenecía a su exposición; por lo menos ex hortaba ahora a preguntar cualquier cosa que alguno de los de adentro quisiera, y dijo que contestaría a todo. s ó c r a t e s : Ciertamente hablas bien. Querefón, pregúntale. q u e r e f ó n : ¿Que he de preguntar? d s ó c r a t e s : Quién es. 12 q u e r e f ó n : ¿Cómo dices? s ó c r a t e s : De manera que, si fuera fabricante 13 de zapatos, te contestaría seguramente que es un zapatero, ¿o no entiendes cómo digo? q u e r e f ó n : Entiendo y preguntaré. Dime, Gorgias, ¿dice la ver dad Calicles aquí que tú anuncias contestar a lo que cualquiera te pregunte? g o r g i a s : Es verdad, Querefón, pues también hace un momento 448a anunciaba eso mismo, y afirmo que nadie me ha preguntado nada nuevo en muchos años. q u e r e f ó n : Entonces contestarás sin duda fácilmente, Gorgias. g o r g i a s : Está a la mano hacer una prueba de ello, Querefón. p o l o : Por Zeus, si quieres, hazla conmigo, Querefón . 14 Pues Gorgias me parece de hecho cansado de hablar, ya que ha discu rrido muchas cosas hace poco. q u e r e f ó n : Entonces, ¿qué, Polo? ¿Crees tú contestar mejor que Gorgias? p o l o : ¿Qué importa si basta para t i ? 15 b q u e r e f ó n : Nada; pero ya que tú quieres, contesta. p o l o : Pregunta. q u e r e f ó n : Pregunto entonces. Si Gorgias resultara ser conoce2 PLATON 7« 5 τί)? τέχνης fjcmep ο αδελφός αύτοΰ Ήρόδικος, τινα αν αυτόν ώνομάζομεν δικαίως! ούχ οπερ ¿κείνον; Π Ω Λ . Πάνυ ye. Χ Α Ι. 'Ιατρόν άρα. φάσκοντες to αύτον ΐΐναι καλώς άν έλεγομεν. Π Ω Λ . Ναί. Χ Α Ι. El δέ ye ήσπερ Άριστοφών ό Άγλαοφώντος η ô αδελφός αύτοΰ έμπειρος ήν τέχνης, τινα αν αύτον ορθώς ¿καλοΰμεν; Π Ω Λ . Λήλον ότι ζ ω γ ρ ά φ ο ν . Χ Α Ι. Νΰν δ' επειδή τίνος τέχνης επιστήμων έστίν, τινα αν καλούντες αύτον ορθώς καλοίμεν; Π Ω Λ . *Ω Χαιρεφών, πολλαΐ τέχναι έν άνθρώποις elalv g ¿κ τών εμπειριών έμπείρως ηύρημέναι· έμπειρία μεν γάρ ποιεί τον αιώνα ημών πορεύεσθαι κατά τέχνην, απειρία Sè κατά τύχην, εκάστων δε τούτων μεταλαμβάνουσιν άλλοι. άλλων άλλως, τών δέ αρίστων οί άριστοι- ών καί Γοργίας ¿στιν S Se , καϊ μετέχει της καλλίσνης τών τεχνών. d ΣΩ. Καλώς ye¡ & Γοργία, φαίνεται Πώλος παρεσκευάσθαι εις λόγους · άλλα γάρ ô ύπέσχετο Χαιρεφώντι ού ποιεί. ΓΟ Ρ. Τί μάλιστα, ώ Σώκρατες; ' 5 ΣΩ . Το ¿ρωτώμενον ού πάνυ μοι φαίνεται άποκρίνεσθαι. ΓΟ Ρ. ,Μλλά συ, el βσύλει, ¿ροΰ αυτόν. ΣΩ. Οΰκ, el αύτψ γε σοι βουλομένφ ¿στιν άποκρίνεσθαι, αλλά πολύ αν ήδιον σε. δήλος γάρ μοι Πώλος καί έξ ών είρηκεν οτι την καλουμένην ρητορικήν μάλλον μεμελέτηκεν C *Ι0 ή διαλέγεσθαι. c 4 ΐτολλαΐ—-8 âpicnot Stobaeus 3· ï. 183 c 4 πολλά!— 5 ηύρη μ ένα ι Syrianus, schol. in Hermogenem ii, 8. 34 Rabe e s ¿μ π€φ ία— ^ 7 υχ η ν Aiclepius in M et., pp. 5. 14 et 8. t i Hayduck; Elias in Cat,, p. 140. 3 Busse; resp. Aristoteles, M et. 9 8 ia4, Alexander in M et., p, 5. 13 Hayduck, Olympiodorus tn Cat., p. 34. 18 Busse c 5 έμ π ξ φ ία — 6 τέχνην Olympiodorus in Phagd., p. 64. 1 Norvin b g ^ p ¿B íko $ B T W O W : ττρόΒικος'Ρ riv a ] τ ί OI?; (ci. Buttmann) b 6 ovo* μ ά ζο μ ενν / ovm p cu Findeisen b 8 post αν rep. αύτον F b u ή] ήν F (corr. f) c 3 κα λο ίμ εν B TW : αν ααλοΐμα> F : καΧίσοιμο» Oit? c6 ήμω ν tom αΙώνα rtowî Elias C 8 oí dptcnot Egelie d 2 eis B T W f * · ïïipi F : npos Q ltr d 7 άττοκρίνασθαί F d 8 aé F : aos BTW f GORGIAS dor 16 del arte de su hermano Heródico, 17 ¿cómo lo llamaríamos correctamente ? 18 ¿No como a aquél? polo : Claro que sí. querefón polo : : Pues diríamos bien afirmando que es médico. Sí. q u e r e f ó n : Pero si fuera experto en el arte en que lo es Aristofón , 19 el hijo de Aglaofón, o en el que lo es su hermano, ¿cómo lo llamaríamos correctamente? p o lo : Es obvio que pintor. c q u e r e f ó n : Ahora bien, puesto que es conocedor de algún arte, ¿cómo lo llamaríamos correctamente ? 20 p o l o : Muchas artes, Querefón, se han encontrado experimentalmente entre los hombres a partir de las experiencias; pues la experiencia hace que progresemos en nuestra vida según el arte, la inexperiencia, en cambio, según la suerte. De cada una de éstas, 21 escogen unos de una manera, unas, otros, de otra manera, otras, pero los mejores, de las mejores; entre éstos está también Gorgias aquí, y participa de la más bella de las artes. Gorgias, Polo parece bien preparado para los diseur- d sos; 22 sin embargo, lo que prometió a Querefón, no lo cumple. sócrates: g o r g ia s : sócrates: ¿Qué cosa en especial, Sócrates? No me parece que contesta en absoluto a lo pregun tado. g o r g ia s : Pregúntale tú entonces, si quieres. No, si tú mismo quisieras contestar, pues preferiría con mucho preguntarte a ti. Porque a partir de lo que se ha dicho, ya es obvio para m í que Polo está más interesado en la llamada retórica que en dialogar. sócrates: 3 PLATON T¡ 4 ΠΩΛ. ΤΙ δή, <2 Σώκρατες; ΣΩ. "Οτι, ω Πώλε, ίρομένου Χαιρεφώντος rivos Γοργίας επιστήμων τέχνη s, εγκωμιάζεις μεν αύτοΰ την τέχνην ώσπερ Tiros ψέγοντας, ήτις 5 449 5 8έ εστιν ούκ απεκρίνω. Π ΩΛ. Ού γάρ άπεκρινάμην οτι είη ή καλλίστη; ΣΩ. Και μάλα. άλλ' ούδείς ήρώτα ποια Tts εΐη ή Γοργίαν τέχνη, άλλα τ Is, και οντινα δέοι καλεΐν τον Γοργίαν ώσπερ τά έμπροσθεν σοι ύπετείνατο Χαιρεφών καί αύτω καλώς κα'ί διά βραχέων απεκρίνω, και νΰν ovτωs είπε ris ή τέχνη και τινα Γοργίαν καλεΐν χρη ημάς. μάλλον δέ, ώ Γοργία, α υ τ ο ί ήμΐν είπε τινα σε χρη καλεΐν ώΐ τίνος επιστήμονα τέχνης. ΓΟΡ. Τής ρητορικής, ω Σώκρατες. ΣΩ. *Ρήτορα άρα χρη σε καλεΐν; ΓΟΡ. Άγαθόν γε, ώ Σώκρατες, el δή 3 γε εύχομαι είναι, (is έφη Όμηρος, βοΰλει με καλεΐν, ΣΩ. Μλλά βούλομαι. ΓΟΡ. Κάλει δή. ΣΩ. Ούκοΰν καί άλλους σεφώμεν δυνατόν είναι ποιεΐν; ΓΟ Ρ. 'Επαγγέλλομαι γε δή ταΰτα ού μόνον ενθάδε άλλα καί άλλοθι. ΣΩ. rAp' οΰν έθελήσαις άν, (3 Γοργία, ώσπερ νΰν δια 5 λεγόμεθα διατελέσαι, τό μεν έρωτών, τό δ’ άποκρινόμενος, τό δε μήκος τώ ν λόγων τοΰτο, οΐον και Πώλοε ηρζατο, εις αυθις άποθέσθαι; άλλ’ οπερ ύπισχνή, μή ψεύστ], άλλά έθέλησον κατά βραχύ το ερωτώμενον άποκρίνεσθαι. ΓΟΡ. Είσϊ μέν, <3 Σώκρατες, ένιαι τών αποκρίσεων ίοάναγκαΐαι διά μακρών τούς λόγους ποιεΐσθαι· ού μην άλλα C πειράσομαί γε ώς διά βραχύτατων,καί γάρ εν εστιν <ϊιν φημι, μηδένα S.V ¿ν βραχυτέροις εμοΰ τά αιίτά είνειν. ιο b a 3-4 <'·'· D avid, Prol. Phil., p. 4 3 . 3 Busse a 6-0 resp. Ammonius in Arist, dt inltTp., p, 205 . 13 Busse e ότι διί Οΐλ c 5 ή om. F c 6 ι}ρώτα Gekker : ipurr^ BTVV ; roür1${a$ai suppl. va i Bod. mise. 189, lacunam statuit Scliaru όπ<ρ <άι·> Morstadt μ^μφα f c a cV èa n v BPFt :
ίΐίΰτιΐ1t w
αδκαί τ
GORGIAS
¿Por qué, Sócrates?
e Porque, Polo, cuando Querefón preguntó de qué arte es conocedor Gorgias, tú elogiaste su arte como si alguien lo hubiera vituperado, pero no contestaste cuál es. p o l o : ¿Pues no respondí que era la más bella? s ó c r a t e s : Muy bien. Pero nadie preguntaba de qué índole era el arte de Gorgias, sino cuál es y cómo se debe llamar a Gorgias; tal como contestaste bien y brevemente a lo que antes te sugirió 449a Querefón, así di ahora también cuál es el arte y cómo tenemos que llam ar a Gorgias. Más aún, tú mismo, Gorgias, dinos cómo hay que llamarte, como conocedor de qué arte. g o r g i a s : De la retórica, Sócrates. polo
:
sócrates:
Por tanto, ¿hay que llamarte 'orador’? g o r g i a s : Un buen orador, Sócrates, si quieres llamarme lo que me jacto de ser, como dijo Homero. 23 s ó c r a t e s : Eso quiero precisamente. g o r g i a s : Pues llámame así. s ó c r a t e s : Por consiguiente, ¿vamos a afirm ar que eres capaz b de hacer también oradores a otros? g o r g i a s : Justamente eso anuncio, no sólo aquí, sino también en otros lugares. s ó c r a t e s : Por eso, Gorgias, ¿no quisieras continuar, tal como dialogamos ahora, a saber, preguntando y contestando, y aplazar los grandes discursos —con lo cual también empezó Polo— 24 para otra vez? Pero lo que prometes, no lo traiciones, sino disponte a contestar brevemente a lo preguntado. g o r g i a s : Pero, Sócrates, hay algunas respuestas que necesaria mente deben ser dadas a través de largos discursos; sin embargo, trataré de contestar de la manera más breve posible. Porque, a c su vez, ésta es una de las cosas que afirmo entre otras, que nadie podría decir las mismas cosas de manera más corta que yo. sócrates:
PLATON
73
5
ΣΩ. Τούτον μην $€Î, â Γοργία.' καί μοι επίδειξιν τοΰ τουτου ποίησαι, τη? βραχυλογίας, μακρολογίας δέ
α#< efe;
αΰθις, Γ Ο Ρ » Αλλά ποιήσω, καί ούδενος φήσεις βραχυλογωτερου ακοΰσαι. ΣΩ. Φερε δή* ρητορικής γάρ φής ¿πιστήμων τέχνης d εΐναι καϊ ποιήσαι αν καϊ άλλον ρήτορα* η ρητορική περϊ τί τώ ν οντων τυγχάνει οΰσα; ώσπερ η υφαντική περί την των ίματίων εργασίαν’ ή γάρ;— ΓΟΡ, Ναί.— ΣΩ. Ούκοΰν ¡cal η μουσική περϊ την τών μελών ποίησιν;— ΓΟ Ρ . Ναί. 5 ΣΩ. Νή την °Ηραν, ώ Γοργία, άγαμαί γε τάς αποκρίσεις, οτι άποκρίνη ώς οΐόν. τε διά βραχύτατων. ΓΟΡ. Πάνυ γάρ οΐμαι» ώ Σώκρατες, επιεικώς τοΰτο ποιεΐν. ΣΩ. Εΰ λεγεις. ϊθι δή f.tot άπόκριναι οΰτως καϊ περί της ρητορικής, περϊ τι, τών οιη'ων εστίν επιστήμη;— e ΓΟ Ρ , Περί λόγους.— ΣΩ. Ποιους τούτους, ώ Γοργία; apa. oî &ηλοΰσι τούς κάμνοντας, ώς αν διαιτώμενοι ύγιαί’.νοιεν;—* ΓΟ Ρ . Οΰ.— ΣΩ. Ούκ άρα περϊ πάντας γε του? Aoyou? ή ρητορική εστιν.— ΓΟ Ρ , Ού δήτα.— ΣΩ. ΧΑλά μην λεγειν 5 γε ποιεΐ δυνατούς.— ΓΟΡ. Ναί-— ΣΩ. Ούκοΰν περί ώνπ*ρ λεγειν, και φρονεΐν;— ΓΟΡ. Πώς γάρ οϋ;— ΣΩ. *Αρ* οΰν 450 ή νυνδή λεγομενη Ιατρυ:ή περί τών καμνόντων ποιεί δυνατούς εΐναι φρονεΐν καί λεγειν;— ΓΟΡ. Ανάγκη .— ΣΩ. Καϊ ή ιατρική άρα, ώς εοικεν, περϊ λόγους εστίν .— ΓΟΡ. Ναί.— ΣΩ. Τούς γε περϊ τά νοσήματα;— ΓΟ Ρ , Μ<£5 Λίστα.— ΣΩ. Ούκοΰν καί ή γυμναστική περί λόγους εστιν τούς περί εύεζίαν τε τών σωμάτων καί καχεξίαν;— Γ Ο Ρ . Πάνυ γε.— ΣΩ. Και μήν καί at άλλαι τεχναι, ώ Γοργία, ούτως à I η— 2 οΰσα T h o m a s M a g ,, p . 39° · *6 d 8 tôt— ovtcuç T h o m a s M a g ., p . 390, 8 à ~ c resp. P h ilod em us, Rhet. d. 18 5 S u d h a u s, et Q u in tilia n u s, Inst. Or. 2 . 2 1 i v 4 R a d erm a cta r
c 4 /*ήν) fi&Toi c 7 ττοιησομαι Coracs φήσ<ις B T W : φαίηα δίΐν F : φα iTjs f C 9 «Vtcm^ouv τέχνης BTW OIA: rfyvijç «ττιστημων F c l îtoioüç] nçpl λόγους ποιους F e 5 ttouCv T P t 6 A¿y«tv] καί Aeyeiv F (sed καϊ s.I.) Oltr ουν B TW «ouv «ai rêvera F ; ου «ai b ai ή νννδή λαγομίνη F (suprascr. ψ f) ; η μ νυνδή λ ίγο μ ίν η B T W (ή om. Τ ) 5 ην νυνδή cAfyojtcv ή V in d. 109 t j w î F : om, B T W a, 3 ή om. F a 6 t í — καχεξίαν om. F a 7 μήν] vûv W al om. W
GORGIAS
s ó c r a t e s : Eso precisamente se requiere, 25 Gorgias; y dame una demostración de ello mismo, de la brevedad, y para otra vez, de la extensión de los discursos. g o r g i a s : Pues eso haré, y afirmarás no haber escuchado a nadie que haya hablado más brevemente. s ó c r a t e s : Vamos entonces. Puesto que afirmas que eres conocedor del arte de la retórica y que también podrías hacer orador a d otro, ¿a qué cosa se refiere 26 la retórica? Así como la tejedura se refiere a la hechura de vestidos, ¿o no? g o r g i a s : Sí. s ó c r a t e s : ¿Y la música a la composición de melodías? g o r g i a s : Sí. s ó c r a t e s : Por Hera, Gorgias, me gustan las respuestas, porque contestas de la manera más breve posible. 27 g o r g i a s : Pues creo hacer eso m uy adecuadamente, Sócrates. s ó c r a t e s : Bien dicho; adelante, entonces; contéstame de este modo también acerca de la retórica. ¿Con referencia a qué cosa es ella un conocimiento? g o r g i a s : Con referencia a discursos, e s ó c r a t e s : ¿Qué clase de discursos, Gorgias? ¿Acaso esos que revelan a los enfermos cómo llegarían a sanar llevando un régimen? g o r g i a s : No. s ó c r a t e s : Por tanto, la retórica no se refiere a todos los discursos, g o r g i a s : Por cierto que no. s ó c r a t e s : Pero segu ramente capacita para hablar. 28 g o r g i a s : Sí. s ó c r a t e s : Por con siguiente, ¿acerca de lo que hace capaz de hablar, hace también capaz de comprender? g o r g i a s : Cómo no. s ó c r a t e s : ¿No es cierto que la recién mencionada medicina hace capaz de com prender y de hablar sobre los enfermos? g o r g i a s : Necesariamente. 450a s ó c r a t e s : Entonces, también la medicina, según parece, se refiere a discursos, g o r g i a s : Sí. s ó c r a t e s : ¿A aquéllos referentes a enfer medades? g o r g i a s : Precisamente, s ó c r a t e s : ¿No se refiere también la gimnasia a discursos referentes al bienestar y malestar del cuerpo? g o r g i a s : Claro, s ó c r a t e s : Además, Gorgias, también las otras
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PLATON 74
b
εχουσιν έκάση j αυτών Ttepl λόγους ¿στιν τούτους, oí τυγγάνουσιν Svres Ttepl το πράγμα οδ έκαστη έστίν ή τέχνη. — ΓΟΡ. Φαίνεται.— ΣΩ. Τί οδν δή ποτέ τάς αλλας τέχνας ού ρητορικά? καλΐΐς, οϋσας περί λόγους, εϊπερ ταύτην 5 ρητορικήν καλεΐς, ή αν ή περί λόγους; ΓΟΡ. "Οτι, <3 Σώκρατες, τών μεν άλλων τεχνών -nepl χειρουργίας τε και τοιαΰτας πράξεις ώς επος είπεΐν πασά ¿στιν ή ¿πιστήμη, της Sè ρητορικής ούδεν εστιν τοιοΰτον χαροΰργημα, αλλά πάσα ή πράξις καϊ ή κΰρωσις διά λόγων C έστίν. διά ταΰτ έγώ την ρητορικήν τέχνην άξιω είναι περί λόγους, ορθώς λίγων, ώς έγώ φημι. ΣΩ, τΑρ' οδν μανθάνω οίαν αύτήν βονλει καλεΐν; τάχα Sè εΐσομαι σαφέστερον. άλλ’ άττόκριναι· είσϊν ήμΐν τέχναι'
s
ή γάρ; ΓΟΡ. Ναί. ΣΩ. Πασών δή οΐμαι τώ ν τεχνών τών μεν έργασία το πολύ ¿στιν καί λόγου βραχέος δέονται, ενιαι δέ ούδενός, αλλά το της τέχνης περαίνοιτο αν και διά σιγής, οΐον ίο γραφική καί ανδριαντοποιία καί άλλαι πολλαί. τάς τοιd αιίταί μοι δοκεΐς λέγειν, περί ας ού φής τήν ρητορικήν ΐΐναι' η ου; ΓΟΡ. Πάνυ μίν οδν καλώς υπολαμβάνεις, ώ Σώκρατες. ΣΩ. “Ετεραι δε γέ ει’σι τώ ν τεχνών αΐ διά λόγου παν 5 περαίνουσι, καί έργου ώς επος είπεΐν ή οΰδενος προσδέονται ή βραχέος πάνυ, οΐον ή αριθμητική καϊ λογιστική καί γεω μετρική και πεττευτική γε καί άλλαι ττολλαι τέχναι, ών ενιαι σχεδόν τι ίσους τούς λόγους εχουαι ταΐς πράξεσιν, αί Sè πολλαί πλείους, καί το 7ταράπαν πάσα ή πράξις καί το e κΰρος αύταΐς διά λόγων έστίν. τώ ν τοιο ύτων τινά μοι , δοκεΐ; λέγειν τήν ρητορικήν. ΓΟΡ. Αληθή λέγεις. 47. is (Rabe, ProUgom. Syllogt ) ; schol. Hermog. 364. 2s (ibid.) ; resp, Sextus Empiricus, 0i v . math. 2. a, a, 5; Elias in Cat., P· ' 55-37
c 7 -c i cf. Troilum, Pro!.
b 9 κ ύ ρ ω ιιΐί δια, c I δια et ά ξ ιω είμαι, C 3 μανθάνω om. F relicto spatio (suppl. F) c 7 δή] δί Vat. 225 ¿ργα ο ία] ¿μ ¿p ya çtç F d I 8οκ«Γ F fort. iTipi is d 5 «ai l/jyou καί 9 Diehl 4 6 5 a resp, Apuleius, de Plat. 2. 8 (p. i i i . 5 ) ; Olympiodorus in p. I I . 12 a 2 τ ίχ ν ψ — 4 ¿στίν schol. Dion. T h rac., p. n 8 . 22 H ilgard a 4 φ ιτροσφίρα ά προσφέρει Phijodemus, Rhet. i. 2
3 3 9 .1 5 112 . 3 j Tim. i. Phaed.,
c 2 δικαιοσύνη C T W A rist.: δικαστική F c 4 δή B T W F ; δ£ Arist. OIA C 5 αίαθομίνη F Aríst. : αίσθανομςνη B T W C 7 úrr¿ om. Arist. d i δπςρ P Par2 f, rec. b, Arist. : ór/ou B T W F : υπό o Schan z; οπερ νττέδυ del. Sauppe d 2 ¿el om. Arist. (habet Sop.) óypevei Arise. : ôtpaneverat Sop. d 3 SokcÎv B*F Arist. : δοκεΐ B T W αξίαν Arist. a i clvat post / 7ώλε transp. F a 2 τού τ?δεω? W α ντψ ] αύτοΰ F a 3 «tau om. schol, Dion. T h rac. oiîSfVa] Soûlai Hissink, oOSeVa <8oûvat)> T heiler a 4 tS προσφίρει â προσφέρει B T W F Philod-: ώ νροσφ ίμα Aristidis L M N et schol. Dion, T h ra c .; α ττροσφέρα Aristidis K, Ast : ώΐ' νροα φ ίρα Doxopatres, Cornarius: ή addidi αττα om. schol. Dion. Thrac.
GORGIAS
justicia. 96 Tienen algo en común entre sí ·—puesto que una y otra de ellas se refieren a lo mismo— la medicina con la gimnasia c y la justicia con la legislación; sin embargo, difieren en algo entre sí. A l existir estas cuatro artes, que vigilan siempre por lo mejor, unas con respecto al cuerpo, otras con respecto al alma, la adula ción las percibe— no digo que las conoce, sino que tiende a verlas— y, dividiéndose ella misma en cuatro partes, disfrazándose en cada d una de las partes, finge ser aquello de lo cual se disfrazó, y no se preocupa de lo mejor; más bien persigue —siempre mediante lo más placentero— la sinrazón, y engaña, así que parece ser de gran valor. Ahora bien, la gastronomía se ha disfrazado de la medicina, y finge saber cuál es la mejor alimentación para el cuerpo, de suerte que, si fuera necesario 97 que un cocinero y un médico pelearan entre niños —o entre hombres tan poco razonables como los niños— cuál de los dos es perito acerca de comidas benignas y e nocivas, el médico o el cocinero, el médico moriría pronto de ham bre. 98 Pues esto, lo llamo “adulación”, y afirmo que tal cosa es fea, Polo —pues esto te lo digo a ti—, porque apunta hacia lo 465a placentero sin lo mejor. Niego que ésta sea un arte; es un ejerci cio, porque no tiene ninguna comprensión racional de las cosas que administra —qué son con respecto a su naturaleza— así que 26
PLATON
S
τήν
α ιτ ία ν
καλώ ô ttv
$
έκαστου μή εχειν είπεΐν èyco Sè τέχνην ού αλογον πράγμα, τούτων Sè πέρι εί αμφισβητείς,
¿θέλω ύποσχέΐν λόγον. Tf¡ μεν οΰν Ιατρική, ώσπερ λέγω, ή οψοποιική κολακεία νπόκειται· rfj §è γυμναστική κατά τον αυτόν τρόπον τοΰτον ή κομμωτική, ($)· κακοΰργάς τε καί απατηλή και άγεννής καί ανελεύθερο!, σχήμασιν και χρωμασιν καϊ λειότητι και έσθήσιν § ànarâiffç,, ώστε ποιεΐν άλλότριον κάλλος εφελκομένους τοΰ οικείου τοΰ Sià τής γυμναστικής άμελεΐν. ΐν ουν μή μακρολογώ, ¿θέλω σοι είπίΐν ώσπερ οί γειαμέτραι—ήδη γάρ Ç ξ,ν ίσως άκολουθήσαις—ότι ο κομμωτική προς γυμναστικήν, τοντο οψοποιικη προς Ιατρικήν· μάλλον Sè ώδε, ότι ο κομ μωτική προς γυμναστικήν, τοντο σοφιστική προς νομοθετικήν, καί οτι ô άψοποιική προς ιατρικήν, τοντο ρητορική προς β 8ιι<αιοσννην, οπερ μέντοι λέγω, Βιέστηκε μèv οΰτω φύσει, are S’ εγγύς οντων φύρονται iv τω αύτφ και περι ταύτα σοφισταί και ρήτορες, καί ουκ εχουσιν δτι χρήαρνται ούτε αυτοί έαυτοίς Οντε ol άλλοι άνθρωποι τούτοι?, καϊ γάρ άν, εΐ μή ή ψυχή 4 τ ω σώματι επμμτάτει, άλλ’ αντο αΰτψ, καϊ μή ύπο ταύτης κα^εθεωρίΐτο και Βιεκρίνετο ή τε, οψοποιική καϊ ή Ιατρική, ά )Χ αύτο το σώμα έκρινε σταθμώμ-ΐνον ταΐς χάρισι τ α ι? προς αύτό, το τοΰ Άναξαγόρου αν πολύ ήν, <3 φίλε Πώλε—συ γάρ 5 τούτων έμπειρος—ομοΰ άν πάντα χρήματα εφύρετο iv τω
b
a 5 την — c 5 Βικαιοσννψ Aristides, irai, xiv, p. ¡4 , unde Doxopatres l.c. a 5 èyà — 6 πράγμα Am m onius in A r. de interp., p. 223. 7 ; Asclepius in M it,, p. 5. 2 4 ; E lias in Cal., p. 1 9 1 . 1 9 ; Philoponm de anima, pp. 54. 25, 57 ' 12 , 6 1. 3 3 H ayd u ck ; schol. Dion. T h rac., p. 3 5 5 . 1 0 ; Syrianus, schol. in Hermog. i. 4. ¡3 et ii. 6. 1 4 ; etc. b -c resp. Synesius, Caiv. Enc. 23, p, 23 o T e rza g h i b 1 - 2 resp. M axim us Tyriu s 14 . 8 (p. 1 8 1 . 3 Hobcin) 4 6 5 c resp. Clemens, Strom, i. 44. 2 Staeh lin ; Quintilianus, Inst. Or, 2. 15. 25 ; Proleg. Plat. Phil. 27 (H erm ann, Platonis Opera, vi. 3 2 1)
b 2 τοΰτον] τούτων B : om. Arist. b 3 fi addidi: tc οναα «αί Par3 f marg, et Aristidis E b 4 αχημασί TÍ «ai Par* λαότησί Doxopatres, paraphr. anón., Parisinus ¡8 1 1 ¿οθήσι F (v add. (), ci. Canter: ίσβήτι Aristidis N (αίσΰήτι cett.), Doxopatres: αίσθήσα BTW et ut' vid. Ol (βλέμματος, ττ) l όσμήσζι T hcilcr b 5 ίφίλκομΐνη Arist. b 6 τοΰ om, Arist. c 1 ori—2 iS5i BTP : om. W F Arist., secl. Thompson c 5 δικαιοσύνην BTW Arist. OIA, ‘iustitiae’ Quint. : δικαστικήν F, Proleg, Πιέστηκε μεν F : SUanjKcv BTW C 6 S’] Sl¡ W c 7 χρήσωνταί T d 5 ¿φνρετο F : ίφ/ρετο BTW
GORGIAS
no sabe indicar la causa de cada una. 99 Pues yo no llamo "arte” a una cosa que carece de justificación . 100 Si acerca de esto argu mentas en contra, estoy dispuesto a ofrecer una justificación. À io ra bien, como digo, la adulación gastronómica lleva la más- b cara de la medicina ; 101 de este mismo modo, la cosmética lleva la máscara de la gimnasia ; 102 nociva, engañosa, innoble y servil, engaña mediante formas, colores, lisura y ropa, de manera tal que hace que los hombres atraigan la belleza ajena y descuiden la propia, que proviene de la gimnasia. Ahora, para no hacer un largo discurso, quiero hablarte como los geómetras, 103 porque tal vez ahora ya puedas seguir: la cosmética se relaciona con la gimna sia como la gastronomía con la medicina; más bien así: la cosmé- c tica se relaciona con la gimnasia como la sofística con la legislación; y la gastronomía se relaciona con la medicina como la retórica con la justicia . 104 Por consiguiente, como digo, difieren así por su naturaleza; pero, puesto que también se encuentran cerca , 105 se las mezcla, y a lo mismo se refieren sofistas y oradores, y ellos no saben qué hacer consigo mismos, ni los demás hombres con ellos. Porque, si el alma no presidiera al cuerpo, sino éste a sí mismo, y d si la gastronomía y la medicina no fueran observadas y distingui das por aquélla , 106 sino que el cuerpo juzgara le suyo ponderando las cosas agradables para sí, la idea de Anaxágoras 107 valdría mucho, amigo Polo —pues tú eres experto en ello— de que todas las cosas se mezclaran al mismo tiempo en una sola, siendo indis27
PLATON
αυτω, ακρίταν
οντων των
τε
ιατρικών nal
ύγιειι'ων
και
όψοποιικΰ,ν.
β
5 466
Ό fiév οϋν ¿/ώ φημι τήν ρητορικήν είναι. άχήκοας- άντίατροφον ¿φοποιίας εν ψνχΤΐι ώς έκίί'νο cv σώμα τι. ισως flèv ουν άτοπον πε^τοί,ήκα, o n σε ούκ έών μακροος λόγους λέγίιν αύτός συχνόν Aoyov dwoieralta. ófiov fièv ουν í/ioi συγγνώμην εχ^ιν ¿στιν λέ^οντοϊ yó/> μου βραχέα ,ούκ ¿¡μάνθανίς, oùSè χρησθαι τ f¡ àirdhp^éei ·ήν σοι άτ/ρκρινβ-μην οΰδέν oíos τ’ ήσθα, άλλ’ ¿Seou 0[ηγήσεως. fàv μεν oSv καί ¿γώ σου άττοκρινόμένου ( μή έχω on χρημω^αι, άπότειγε καί σύ λόγον, jàv δρ εχίο, εα με χρησθαι· δίκαιον γάρ. καί νΰν ταΰτη τί} άπακρίσα εί τι έχεις χρησθαι, χρω. Π Ω Λ . Τί ουν φής; κολακεία δοκ/î σοι ίΓναι ή
5 ρψορική;
ού
ιο b
ΣΩ . Κολακείας μεν ουν μνημονεύεις τηλικοΰτος
άλλ’ τάχα
δράσεις; , Π Ω Λ. *Αρ' οΰν δοκοΰσί σοι ώς κόλακες ¿ν ταΐς πόλεσι φαΰλοι νομίφσθαι οί άγέθοί ρήτορες; ^ ΣΩ . ’Ερώτημα t o u t ’ έρωτ/ας ή λόγου τινός άρχήν λέγεις; Π Ω Λ . Έρωτβϊ εγωγε. ΣΩ . Ουδέ νόμί^σθαι έ/χοιγε δοκοΰσιν. . Π Ω Λ . Π ώς οΰ νομίψσθαι; ού μέγιστοι* hvvavrai ¿y ταΐς
5 ·πόλεσιν;
ΣΩ.
ιο
εγωγε εΐπον μόριον. ων, ώ Πωλε; τί
'
f
,
'
Οίκ, εί τό δύνάσθαί γε λέγεις αγαθόν τι είναι τω
δυν^/χένω. 1 Π Ω Λ . ϊίλλά μεν δή λέγω ye. ΣΩ . Έλάχιστον τοίνυν μοι ύυ^αουαι οι ρήτορες.
,
δοκοΰσί
των ¿ν τβ ττόλει
d G ακρίτων—e ι σώ/ιατι Thom as M a g ., p. 269. 4
d 6-7 ¿αΐ ικανώ ν seel. Dobree: post όφοποιικων add. καl πονηρών Naber, καί ijStW Richards : an <τών> όφοποιικων ? όφοποιητικων F (damnat Thos. Mag.) c i ¿ν rf) φνχί} F e 3 λόγον om. F (add. f) “ ¿ftov μ ίινοι'* yfl, nvés OI C4 eμοι BTW f: μοι F OIA a I άνοκρινομί· νου] anoAuyou/iiVou F χρήσωμαι BTW : χρήσομαι Ft a 3 χρηοασθαι 1* Olw a 6 κολ α κ ίία F (corr. f) b 6 γ< om. F b tí μ ϊ ν Br¡ Hehidorf; μ ψ δή BTW F; μ ψ Stephanus
28
GORGIAS
tintos los asuntos de la medicina y de la salud, de los de la gas tronomía. Lo que yo verdaderamente afirmo que es la retórica, lo has oído; es en el alma lo correspondiente a la gastronomía, como aquélla lo es en el cuerpo. Ciertamente he hecho algo fuera de lugar, e porque no dejando que tú digas largos discursos, yo mismo he extendido el discurso bastante. Pero seguramente vale la pena que se me perdone, porque al hablar con brevedad, no entendías, y tampoco eras capaz de usar la respuesta que yo te di, sino que 466a requerías una aclaración. Ahora bien, si yo tampoco sé utilizar tus respuestas, extiende también el discurso; pero si las sé usar, deja que las use, porque es justo. Y ahora, si sabes hacer algo con esta respuesta, hazlo. p o l o : ¿Qué afirmas, pues? ¿La retórica te parece ser una adula ción? s ó c r a t e s : Yo por lo menos dije que era parte de la adulación. ¿No tienes memoria a tu edad, Polo? 108 ¿Qué harás más adelante? p o l o : ¿Acaso te parece que en las ciudades los buenos oradores gozan —como aduladores— de mala fama?
sócra tes: c ip io de polo
¿Preguntas esto
a lg ú n
:
com o
pregunta,
o l o d ic e s c o m o p r i n -
d is c u r s o ?
Yo pregunto. A m í no me parece en absoluto que son estimados.
sócrates:
p o l o : ¿Cómo que no son estimados? ¿No tienen el máximo poder en las ciudades?
s ó c r a t e s : No; por lo menos si por 'tener poder’entiendes se trata de algún bien para quien lo tiene.
que
Pero precisamente eso digo. s ó c r a t e s : En toces, me parece que los oradorestienen el más pe queño poder entre los habitantes de la ciudad. polo
:
28
b
PLATON
Π Ω Λ . Ti Sé; ούχ, ώσπερ oí τύραννοι, άποκτεικόααίν rt C ôv àv βού^ί>νται, και άφαιρ^ΰντοΛ χρήματα και εκβάλλονσιν ¿κ τω ν ττόλίων ον àv SoKrj αύτοΐί; Σ Ω . Νη τον κΰνα, άμφιγνοω μεντοι, «3 Πωλε, εφ' έκαστου ών πότερον αύτος ταΰτα Xéyjeis και γνώμην σαυτοΰ 1 η“ εμε ερωτβ,ς. * τάς. 5 απαψαινη, . Π Ω Λ . Λλλ’ εγάιγε σε ¿ρωτω . , ΣΩ . Εΐεν, <3 ^£λ«· επειτα δυο αμα με èpai/^s; Π Ω Λ . /7(3? δυο; ¡ I ΣΩ . Ούκ άρτι οΰτω ,mas εΛεγρ' “ *Η ούχι άπο’κτεινΰασιν d οί ρήτορες ovs àv βούλ^ν^αι, ώσπερ οί τύραννοι, και χρήματα άφάιρρΰνται καί εξελαΰψυαιν εκ τω ν ίτόλεων ον àv SoiJfi αύτοί?;” ^ Π Ω Λ. “Εγωγε. 5
ΣΩ . Λ ^ ω τοίννν σοι οτι διίο ταΰτ’ εστίν τά ερωτήματα,
και άποκρινβνμαί γ έ σοι Tipos άμφότερα. ,^ημΐ γάρ. <3 Πωλε, εγώ και tous ρήτορας καϊ του? rvpáwovs δυνάσθαι μεν ¿V τ<ρ? πόλεσιν σμικρότατον, ώσπε/> νυνδή jfkeÿbv ούδεν e γάρ ποιέΐν ών βονλόνται ώ ? ίπο? είπψν, noijîv μεντοι οτι άν αίτοι? 8 ό φ βΐλτιστον είναι. '^ Π Ω Λ . Ουκουν τοΰτο εστιν το μεγα δύνααθαι; ΣΩ . Οΰχ, ώ ? γ έ φησιν 77ώλο?. 1 j Π Ω Λ . ‘Εγώ οΰ φημι; φημι μεν οΰν εγωγε. f ¡ ' ΣΩ . Μα τον—ου συ γε, ¿πει το μεγα Βύνασθαι fif¡$ αγαθόν είναι τω δυναμένω. I Π Ω Λ . ΦημΧ γάρ οΰν. ( ΣΩ .
Άγαθον οΰν οζέι εΐναι, εάν
tis
ιτοβ ταΰτα & αν
b i l τί—c « β ονλω ντα ι Thomas M ag., p . 169. i b 11—c a rcsp. [Alexander] in Soph. E l., p. 53. 6 c 3 ά μ φ ιγνο ω ·.—4 à v Atyíis' Thomas M ag., p. ao. 5 c 9~d 5 resp. Ammonius in A r. de interp ., p. 201. 15 d 5 λ ίγ ω — 469 c a ή ¿Si/cen* Stobaeus 4. 4. 31 e 6 resp. schol. ad Aristophanis R an . 1374
c 9 Ή οίχΐ Burnet : e l ο ΰ χ ΐ F : «î o n B TW : o r i P d 5 τά om. Vene* tus 189 c 4 ό πώλοε Stob. e 6 μ ά r ¿ v κ νva Stob. (sed μα Ίο ν O U ) μ ί γ α om. F rel, spat, (suppl. f ) φ $ ς Baiter: ίφ η ε BTW F Stob. e g w om . T
29
GORGIAS
p o lo :
Pero, ¿cómo? ¿No matan — como los tiranos— a quien
quieren, roban bienes y expulsan de la ciudad a quien les parece? c sócra tes:
Por el perro, Polo, dudo acerca de cada punto que
mencionas, si tú afirmas estas cosas y manifiestas tu opinión propia, o si me preguntas. p o lo :
Yo por lo menos pregunto.
sócra tes:
Sea, amigo; en tal caso, ¿me preguntas dos cosas a
la vez? p o lo :
¿Cómo que dos?
sócra tes:
¿No acabas de decir aproximadamente así: "¿Acaso
los oradores no matan a quienes quieren — como los tiranos— d roban bienes y deportan de la ciudad a quien les parece?” p o lo :
Yo sí dije esto.
sócra tes:
Entonces te digo que éstas son dos preguntas, y te
contestaré a ambas. Pues yo afirmo, Polo, que tanto los oradores como los tiranos tienen el más pequeño poder en las ciudades, como decía hace poco, porque no hacen nada de lo que quieren —por decirlo así— sino ciertamente hacen lo que les parece que es lo e mejor. p o lo :
¿N o consiste en esto el tener gran poder?
sócra tes: p o lo :
No, como por lo menos afirma Polo.
¿Yo no lo afirmo? Yo lo afirmo justamente.
sócra tes:
Pero p o r. . . no, por lo menos tú no, ya que afirmas
que el tener gran poder es un bien para quien lo tiene. p o lo :
Pues precisamente esto digo.
sócra tes:
¿Entonces crees que es un bien si alguien, sin tener 29
PLATON
10 BoJfj αύτφ βέλτιστα είναι, νοΰν μή εχων; καί τοΰτο καλΐΐΐ σύ μεγα δύνασθαι; Π Ω Λ . Ούκ εγωγε. ΣΩ. Ούκοΰν αποδείξεις τούς ρήτορας νοΰν έχοντας καί 467 τέχνην την ρητορικήν αλλά μή κολακείαν, ¿με ¿ξελεγξας; el Se με ¿άσεις άνελεγκτον, οί ρήτορες oí ποιοΰντες ¿v ταΐς πόλεσιν â δοκεΐ αύτοΐς καί οί τύραννοι ούδεν αγαθόν τοΰτο κεκτήσοιται. ή Sè Βύναμίς ¿στιν, ώς σύ φής, αγαθόν, το 5 Sè ποιεΐν άνεν νοΰ â Βοκεΐ καί où όμολογξΐς κακόν εΐναι· ή οΰ; Π Ω Λ . “Εγωγε. ΣΩ. Π ώς âv οΰν οί ρήτορες μεγα Βύναιντο ή οί τύραννοι ¿ν ταΐς 7τόλεσιν, ¿αν μή Σωκράτης ¿ξελεγχθβ νπο Πώλου άτι ιο νοιοΰσιν â βούλονται; b Π Ω Λ . Ούτος άνήρ— ΣΩ. Οΰ φημι ποιεΐν αύτούς â βούλονται· αλλά μ' ελεγχε. Π Ω Λ . Ούκ άρτι ώμολόγεις ποιεΐν â SoKeC αύτοΐς βέλτιστα είναι [τούτου πρόσΟεν] ; 5 ΣΩ. Καί γάρ νΰν ομολογώ. Π Ω Λ. Ούκ οΰν ποιοΰσιν â βούλονται; ΣΩ. Οΰ φημι. Π Ω Λ. Ποιοΰντες â Βοκεΐ αύτοΐς; ΣΩ. Φημι. ίο Π ΩΛ. Σχετλιά γε λεγεις καί ύπερφυη, ώ Σώκρατες. ΣΩ. Μή κακηγόρ^ι, ώ λωστε Πώλε, ίνα προσείπω at C κατά σε'· άλλ’ εί μεν εχεις ¿με ¿ρωτάν, ¿πί&ειξον οτι φενλομαι, εί Sè μή, αυτός άποκρίνου. Π ΩΛ Αλλ' ¿θέλω άιτοκρίνεσθαι, iva καί αδώ οτι
λέγεις. Stobaeus 4. 4· 3 1 b u w —c î a l Hermogenes, w. μ ι $ . h m ., p. 439. 12 R ab e; Romanuj soplmm, p. 3, > I Camphauscn e 10 /]ι'λ·Γ('7'π αύτφ F (tynt om. W c 1 1 σύ F Stob, : om, B T W 3 4 1; Si B T W F : tl 5 f Stoh, - tl δη H eindorf aSoivâvF b 4 τονToii TioôoQfv sed, Schlcierm achcr b 8 woiowvrer F Stob- : iroioCvrfj bè B T W : TroioùvTii y t R ichards b (0 σχίτλίά] <χ«τοι â F feorr. f) ye O U Stob. : om. B T W F «ai om. W b u κακηγόρίί N ab cr: *iaTjjyûpd BTVVF OIA 30
GORGIAS
inteligencia, lleva a cabo estas cosas que le parecen ser las mejores? ¿Y a eso llamas tú 'tener gran poder’ ? p o lo :
Yo, por lo menos, no.
s ó c r a t e s : Por tanto, ¿demostrarás que los oradores tienen inte ligencia y, refutándome, que la retórica es un arte y no una adu- 467a
lación? Pero si me dejas irrefutado, los oradores que hacen en las ciudades lo que les parece —también los tiranos—, no habrán adquirido este bien. Mas el poder es un bien, como tú afirmas, pero el hacer lo que parece, sin inteligencia, es un mal, como tú también estás de acuerdo, ¿o no? p o lo :
Yo sí.
s ó c r a t e s : Entonces, ¿de qué manera tendrían los oradores o los tiranos gran poder en las ciudades, si Sócrates no fuera refu tado por Polo de que hacen lo que quieren? p o l o : Ese hombre. . . sócra tes:
b
Niego que ellos hagan lo que quieren, pero refútame.
¿No estabas de acuerdo hace poco que hacen lo que les parece que es lo mejor ? 109 p o lo :
Y también ahora estoy de acuerdo. p o l o : Por tanto, ¿no hacen lo que quieren? s ó c r a t e s : Lo niego. p o l o : ¿Haciendo lo que les parece? s ó c r a t e s : Sí. p o l o : Pues dices cosas infortunadas y desmedidas, Sócrates. s ó c r a t e s : No me difames, carísimo Polo, para dirigirme a ti como tú a m í ; 110 pero si sabes preguntarme, demuestra que c estoy equivocado; si no, contesta tú mismo. sócra tes:
p o l o : Pues estoy dispuesto a contestar para que también sepa qué es lo que dices.
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PLATON
S
ΣΩ . Πότερον οΰν σοι δοκόΰσιν οί άνθρωποι τούτο βον~ λΐοθαι δ αν πράττωσιν ¿κάστοτε, η έκείνο οΰ ένεκα πράτ* τουσιν τοΰθ' 3 πράττουαιν; οΐον οί τά φάρμακα mvovres1 παρά τω ν ιατρών πότερόν συι δοκοΰσιν τούτο βονλεαθαι
οπερ ποιοΰσιν, πίναν τ ο φάρμακον καί ¿Ayeív, r¡ εκείνο, ίο τά ύγιαίνειν, οΰ ενεκα πίνουσιν;— Π Ω Λ . Δηλον οτι τ ο d ύγιαίνειν.— ΣΩ. Ούκοΰν καί οί πλέοντίς τε καί τον άλλον χρωματισμόν χρηματιζόμενοι ού τοΰτό ¿στιν ο βούλονται, δ ποιοΰσιν ¿κάστοτε (τis γάρ βούλεται πλρν τε καί κιν&υ-
5
e
νεύειν και πράγματ’ εχειν;) άλλ' έκεΐνο οΐμαι οΰ ενεκα πλέουσιν, πλοντεΐν πλούτου γάρ ένεκα πλέουσιν.— Π Ω Λ . Πάνυ γε. — ΣΩ. Άλλο τι οΰν οΰτω καί περί πάντων; ¿áv tiV τι πράτττ) ένεκά του, ού τούτο βούλεται δ πράττει, άλλ’ εκείνο οΰ ένεκα πράττει;— Π Ω Λ . Ναι.— ΣΩ. rAp' οΰν εστιν τι τών οντων δ ούχί ήτοι αγαθόν γ ' εστιν τ) κακόν ή μεταξύ τούτων, οϋτε αγαθόν οϋτε κακόν;— Π Ω Λ . Πολλή ανάγκη, <3 Σώ κρατες.— ΣΩ. Ούκοΰν
Aeyeiy είναι
άγαθόν μεν σοφίαν τε και
3 ύγίειαν και πλοΰτον καί ταλλα τά τοιαΰτα, κακά δε τάναντία
468
5 b
τούτων; — Π ΩΛ. “Εγωγε. — ΣΩ . Τά δε μήτε αγαθά μήτε κακά apa τοιάδε λέγεις, â ενίοτε μεν μετέχει τοΰ άγαθοΰ, ενίοτε δε τοΰ κακοΰ, ενίοτε δε ουδετέρου, οΐον καθηαθαι κοΧ βαδίζειν και τρέχειν καί πλεΐν, καί οΐον αΰ λίθους καί ξύλα καϊ ταλλα τά τοιαΰτα; ού ταΰτα λέγεις; ή άλλ’ άττα καλεις τά μήτε αγαθά μήτε κακά;— Π Ω Λ. Οΰκ, άλλα ταΰτα.— ΣΩ. Πότερον οΰν τά μεταξύ ταΰτα ενεκεν τώ ν αγαθών τφάττουσιν δταν πράττωσιν, ή τάγαθά τώ ν μεταξύ;— Π Ω Λ . Τά μεταξύ δψταυ τών αγαθών.— ΣΩ . Τό άγαθόν άρα διώκοντε? c7
—a 4 όλλ« P.S.I. raoo [Π3)
Stobacus
4· 3*
C 6 πρά ττουσ ιν ] π ρ ά ττ ω σ ι W c 10 ου— d I νγκαΐναν om. F (add. f ) c ίο Βήλον— d ι ύ γ ια ίν α ν in marg. T d I post ¿ytatvetv rep. οΰ eve#ca ■πίνουαιν W et in marg. T τ« om. F (add. f ) d 3 r e om. F Stob. d 5· -πλούτου— πλέονσιν seel. Cobet (habet ΟΙλ) ί an signum interrogationis post irXéovatv ponendum? d 6 ¿πάντων F Stob. d 7 -nom . Stob. c i Icmv— 2 κακόν om. F (suppl. f in marg.) e 2 ijroi] 77 Flor f e 4 ctvat om. Stob. άγα θά Stob. rc om. F (add. f) Stob. e 6 μ ή τ€ κακά μ η τ€ άγαθά F a i κ α ϊ nXeîv addubitavit R obin i κ α ί v tîv D. A. Russell a 3 τά om. W a 5 ivcicev BTW F Stob. : iv Í k P"
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GORGIAS
¿Te parece entonces que los hombres quieren lo que hacen en cada ocasión, o más bien quieren aquello por lo cual lo hacen? Por ejemplo, quienes toman la medicina por orden de los médicos, ¿te parece que quieren lo que hacen, a saber, tomar la medicina y sufrir, o más bien aquello por lo cual la d toman, sanar? p o l o : E s obvio que por sanar, s ó c r a t e s : Por tanto, también los navegantes y los comerciantes de otro nego cio no quieren lo que en cada ocasión hacen , 1 1 1 (¿pues quién quiere navegar, estar en peligro y tener molestias?), sino aquello -—creo— por lo cual navegan, a saber, ser ricos, pues navegan por la riqueza, p o l o : Por cierto, s ó c r a t e s : ¿No es esto así acerca de todo? Cada vez que alguien hace algo por algún otro mor tivo , 112 no quiere lo que hace, sino aquello por lo cual lo hace. sócra tes:
Sí. s ó c r a t e s : ¿Acaso existe algo entre las cosas que no e es o bueno, o malo, o entre ellos, es decir, ni bueno ni malo? 113 p o l o : Esto es m uy necesario, Sócrates, s ó c r a t e s : Por tanto, ¿dices p o lo :
que por una parte son un bien la sabiduría, la salud, la riqueza y las demás cosas de esta índole, pero que por otra parte son males las cosas contrarias a éstas?
p o lo :
Yo sí.
sócra tes:
¿Pero
dices que no son ni buenas ni malas aquellas cosas que a veces participan de lo bueno, 114 a veces de lo malo, a veces de ninguno 468a de los dos, como por ejemplo: “estar sentado”, "caminar” , “correr” y “navegar ” ? 115 Otros ejemplos son “piedras”, “maderas” y otras cosas de esta clase. ¿No dices esto? ¿O llamas a otras cosas ni buenas ni malas? p o l o : No, sino a éstas, s ó c r a t e s : Entonces, ¿los hombres hacen estas cosas intermedias por las cosas buenas, o las buenas por las intermedias? p o l o : Obviamente las inter medias por las buenas, s ó c r a t e s : Por consiguiente, caminamos b 31
PLATÓN
καί βασίζομαι οταν βαδίζωμεν, οιόμενοι βελτιον είναι, και το εναντίον ϊστα μ eu οταν ίστώμεν, τοΰ αύτοΰ ένεκα, τοΰ άγαθοΰ· ή οΰ;— Π ΩΛ, Ναί.— ΣΩ. Ούκοϋν και αττοκτάνυ5 μ*V, ei τιν’ anoκτείνυμεν, καί εκβάλλομεν καί άφαιρονμεθα χρήματα, οιόμενοι άμεινον είναι ήμΐν ταΰτα ποιεΐν ή μή ;— Π Ω Λ , Πάνυ ye,— ΣΩ, "Ενεκ apa τού αγαθού άπαντα ταΰτα ττοιοΰσιν οί ποιοι'ντες.— Π ΩΛ. Φημι,— ΣΩ . Ούκοΰν ώμολογήσαμεν, S. ενεκά T oy ·ποιοΰμ(ν, μή è κείνα βοΰλεσθαι, C άλλ’ εκείνο οΰ ένεκα ταΰτα ττοιοΰμεν;— ΠΩΛ,— Μάλιστα, — ΣΩ, Ούκ apa σφάττειν βονλόμεθα ούδ’ έκβάλλειν εκ τών •πόλεων ούδε γρήματα άφαιρεΐσθαι απλώς όντως, άλλ’ è à v μεν ωφέλιμα fj ταΰτα, βονλόβεθα ττράττειν αύτά, βλαβερά 5 δε όντα ού βονλόμεθα. τα γάρ αγαθά βονλόμεθα, ώς φής σν', τά δε μήτε αγαθά μήτε κακά ον βονλόμεθα, ούδε τά κακά. ή γάρ; αληθή σοι 8οκώ λέγειν, <3 Πώλε, η οΰ; τί ούκ άποκρίνη;— Π Ω Λ. Αληθή. d ΣΩ. Ούκοΰν εΐττερ ταΰτα όμολογοΰμεν, εί τις άποκτείνει τινα ή εκβάλλει εκ ηόλεως ή άφαιρείται χρήματα, είτε τύραννος ών είτε ρητωρ, οίόμενος άμεινον είναι αύτφ, τυγχά νει δε om κάκιον, οϋτος δήιτου ττοιεΐ â δοκεΐ αύτω· ή γάρ ;— 5 Π ΩΛ, Ναί.— ΣΩ. ~Λρ’ οΰν καί â βούλεται, είπερ τυγχάνει ταΰτα κακά οντα; τί ούκ άποκρίνη;— Π ΩΛ. ϋ λλ’ οΰ μοι δοκεΐ ποιεΐν â βούλεται.— ΣΩ. “Εστιν ονν όπως ά τοιοΰτας e μεγα δ ΰ ν α τ α ι è v t ¡ ¡ ττόλει ταντη, είττερ εστί το μέγα δύνααθαι
αγαθόν
ε σ τ ι ν . — ΣΩ.
τι
θ ρ ω π ο ν τ τ ο ιο ΰ ν τ α
5
μ η δ ε π ο ιε ΐν
κατά
Αληθή εν
ομολογίαν;— Π Ω Λ . Ούκ λ ί γ ω ν on ε σ τ ιν ά ν
την
αήν
έγώ
ελεγον,
άρα
νόλει
â
S onet
αύτω
μή
μεγα
δυνασ&η
α βούλεται.
Π Ω Λ. 'Ως δή σν, ώ Σώκρατες, ούκ αν δεξαιο εζεϊναί σοι τιοΐίΐμ ότι δοκει σοι «V τή πόλει μάλλον ή μή, ούδε b 0 ιτοίοϋμτίί— d I όμολογουμΐν P.S.L taOO (W )
Stobaeus 4. 4 · 3 1
46ΙΙ c itsp, Úoeihms, Cons. phit, 4. i. 130 Pcîper
bC ταΰτα η μ ίν F
c 6 μ ή τ ( κ ακά μητ< αγαθά Stob, 32
GORGIAS
buscando lo bueno, cada vez que caminamos, creyendo que es mejor, y al contrario, estamos parados cuando lo estamos, por lo mismo, por lo bueno, ¿o no? p o l o : Sí . s ó c r a t e s : Por tanto, ¿también matamos —si matamos a alguien— expulsamos y roba mos bienes, creyendo que para nosotros es mejor hacerlo que no hacerlo? p o l o : Claro que sí. s ó c r a t e s : Por consiguiente, por lo bueno hacen todas estas cosas quienes las hacen, p o l o : Lo afirmo, s ó c r a t e s : Entonces, estamos de acuerdo: no queremos aquello que hacemos por otro motivo, sino aquello por lo cual lo' hacemos, p o l o : M uy cierto, s ó c r a t e s : Por lo tanto, no que- c remos asesinar, ni expulsar de las ciudades, ni robar bienes así simplemente, sino cuando es útil, queremos hacerlo, pero al ser dañino, no queremos hacerlo. Pues queremos lo bueno, como tú dices, pero lo que no es ni bueno ni malo, no lo queremos; tampoco lo malo, ¿o no? ¿Te parece que digo la verdad, Polo, o no? ¿Por qué no contestas? p o l o : La verdad. s ó c r a t e s : Por tanto, si estamos de acuerdo en esto, a saber d que si alguien mata a alguien, o lo expulsa de la ciudad o roba sus bienes —ya sea tirano u orador— creyendo que para él es mejor, pero siendo en realidad peor, aquél, por cierto, hace lo que le parece bien, ¿o no? p o l o : Sí. s ó c r a t e s : ¿Pero acaso hace también lo que quiere, si en realidad resulta malo? ¿Por qué no contestas? p o l o : Pues no me parece que hace lo que quiere. s ó c r a t e s : ¿Es posible que un hombre tal tenga gran poder en e esta ciudad 116 si el tener gran poder es algo bueno según tu acuerdo? p o l o : No es posible, s ó c r a t e s : Por consiguiente, yo decía la verdad, al afirmar que es posible que un hombre que en la ciudad hace lo que le parece, no tiene ni gran poder ni hace lo que quiere. p o l o : ¡Por cierto que tú, Sócrates, no considerarías que poder hacer en la ciudad lo que te parece bien es mejor que no poder ha32
PLATON
ζήλοΐί όταν i8r¡s τινά r¡ άττοκτείναντα Sv εδοξεν α ΰ τ φ ή άφελόμενον χρήματα y δησαντα. ίο ΣΩ. Δικαίως λεγεις η αδίκως; 4^9 Π Ω Λ . 'Οττότερ' âv iroifj, ούκ άμφοτέρως ζηλωτόν ¿στιν; ΣΩ. Εύφήμει, ώ Πώλε. Π Ω Λ . Τί δή; ΣΩ. Ό τ ι ού χμη οΰτε tovs άζηλώτονς ζηλοΰν ow e τους 5 άθλιους, άλλ’ ελεεΐν. Π Ω Λ . TI Se; οντω
σοι δοκίί
εχειν περί